El Ser Humano fue creado para la Vida
El ser humano debe enorgullecerse de existir y luchar infatigablemente por la Vida. Superarse con el fin de conquistar para siempre su dignidad espiritual, “el tesoro que el ladrón no roba, la polilla no destruye ni la herrumbre consume” (Evangelio de Jesús, según San Mateo, 6:19 y 20).
“Vencedor es aquel que se vence a sí mismo”, preconiza André Luiz (Espíritu). Dios, que es Vida, para la Vida lo creó. Decía Napoleón Bonaparte (1769-1821) que “la mejor figura de la retórica es la repetición”.
Es bueno reiterar esta advertencia de Jesús: “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. Por no creer en ello, os equivocáis mucho” (Buena Nueva del Cristo, según San Marcos, 12:27).
De ahí el por qué, cuando lo alcanza la muerte, de ella no hereda el olvido o el ocio perennes, sino más y más Vida... Dios no nos creó para matarnos.
Graham Greene (1904-1991), el famoso escritor inglés, en sus meditaciones concluyó esperanzado que “nuestro mundo no es el Universo. Quizá haya un lugar donde Jesucristo no ha muerto”.
Ahora, sabemos con seguridad que esa dimensión espléndida es una realidad. El propio Maestro dejó en Su Evangelio, según San Juan, 14:1 al 3, esta revelación alentadora a Sus seguidores que, durante los milenios, perseverasen hasta el fin:
“Jesús conforta a los Discípulos
“1 No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí.
“2 En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, Yo os lo habría dicho: voy a prepararos lugar.
“3 Y, si voy, y os preparo lugar, vendré otra vez y os llevaré hacia mí mismo, para que, donde Yo esté, estéis vosotros también”.
Antes y después de la Vida, hay Vida. ¡Diga no al suicidio!
Sucumben en un error los que buscan el suicidio, pues la parca les ofuscará los ojos, que buscaron la sombra de una supuesta inercia, con más luz, es decir, más Vida, para cobrarles severas cuentas de antiguos compromisos asumidos. Antes y después de la Vida, hay Vida y las incorruptibles Leyes que universalmente la rigen.
Recordemos el aviso de San Pablo Apóstol: “Dios no puede ser burlado. Aquello que el hombre siembre, eso también cosechará” (Epístola a los Gálatas, 6:7).
La mayor de las reformas: la del ser humano
¡La Tierra es bellísima! Invita al éxito. Pero, el ser humano no siempre ha sabido respetarla. Por esto, la reforma principal es la del propio ser humano. Urge, en este término de ciclo, que esta anteceda a las demás. De ahí la importancia de la Educación con Espiritualidad Ecuménica, el paso más seguro que una nación puede dar a favor de la libertad de su pueblo, pues, cuanto más ignorante fuera, más esclavo será.
La Vida es una conquista diaria. Una lección de Fe que Realiza en todo momento solicitada, para que no vayamos a caer en la ociosidad, madre y padre de los peores males que asolan al Espíritu y enferman consecuentemente el cuerpo físico y el social.
En verdad, no basta haber actuado bien ayer. Se hace necesario hacerlo mejor, caminar hoy y aún más gloriosamente mañana.
El Agua estancada: lodo. La Vida ociosa: infierno.
Muy a propósito estas palabras de Arthur Schopenhauer (1788-1860): “‘La Vida está en el movimiento’, dijo con razón Aristóteles. Así como nuestra existencia física consiste únicamente en un incesante movimiento, nuestra vida interior intelectual exige constante actividad, cualquiera ocupación por acción, por pensamiento”.
Observó Goethe (1749-1832) que “una vida ociosa es muerte anticipada”.
Y Oliver Goldsmith (1728-1774) sugiere: “Tal como la abeja, hagamos de nuestro oficio nuestra satisfacción”. Dios es el Creador del Universo, Magna Vida, en la que sobreviven todas Sus criaturas. El Cosmos es, pues, dinámico. En Su Evangelio, según San Juan, 5:17, Jesús, el más grande de los pensadores, sintetiza todo: “Mi padre no cesa de trabajar”.
En estos tiempos de acentuada transición, ningún país podrá desarrollarse sin promover el Desarrollo Social y Sostenible, Educación y Cultura, Arte y Deporte, con Espiritualidad Ecuménica, para que haya Conciencia Socioambiental, Alimentación, Seguridad, Salud y Trabajo para todos, en el despertar del Ciudadano Planetario.
La existencia humana sin actividad productiva y placer es la propia muerte para el ciudadano.
* Artículo publicado en el periódico Diário Popular, de la ciudad de São Paulo, Brasil, en enero de 1998.
Los comentarios no representan la opinión de este site y son de responsabilidad exclusiva de sus autores. No se permite la publicación de materiales inadecuados que violen la moral, las buenas costumbres y/o los derechos de terceros. Más información en Preguntas frecuentes.