Mujeres Ciudadanas
Nunca como ahora se hizo tan indispensable unir los esfuerzos en la lucha contra el hambre y por la conservación de la vida en el planeta.
La realización de la 63ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW, siglas en inglés), que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) promueve en 2019, nos hace considerar, aún más, cuánto el futuro del mundo depende esencialmente de la atención y de la magnanimidad del género femenino. El tema central de ese notable encuentro este año es “Sistemas de protección social, acceso a los servicios públicos e infraestructura sostenible para la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de las mujeres y las niñas”.
Me gustaría, primeramente, saludar a todas las delegaciones internacionales, a las autoridades gubernamentales y no gubernamentales y a los participantes que discuten, en Nueva York, Estados Unidos, estos importantes tópicos y desearles éxito en el evento, porque estas temáticas que garantizan el respeto a los derechos humanos son fundamentales para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Muy a propósito comparto con todos ustedes lo que declaré en la revista BUENA VOLUNTAD Mujer, publicada en 2012, en ocasión de la 56ª CSW: Las mujeres son la base de las grandes y más generosas transformaciones. Tenemos extraordinarios ejemplos de ellas en todos los países, desde las más destacadas a las más sencillas, comenzando por la más pura de las madres. Aquí exalto, por oportuno, la grandeza de Cora Coralina (1889-1985), confitera y eximia poetisa de Goiás, en el vasto interior de Brasil. Habiendo tenido solo instrucción primaria, ella publicó su primer libro a los 75 años de edad. Dijo la inolvidable Cora:
—Feliz aquel que transmite lo que sabe y aprende de lo que enseña.
¡Es el talento del pueblo bien instruido y espiritualizado lo que transforma la miseria en riqueza! La fortuna de un país se sitúa, ante todo, en el corazón solidario y en la conciencia esclarecida de su pueblo. Es en él que se encuentra la capacidad creadora. Es así en todas las naciones.
Hace mucho Benjamin Franklin (1706- 1790) se levantó para clamar:
—La verdadera sabiduría consiste en promover el bienestar de la Humanidad.
HAY MUCHO QUE APRENDER DEL PROJIMO
Conforme afirmé en 1981 al periodista italiano radicado en Brasil Paulo Rappoccio Parisi (1921-2016) y reproduje en la revista Globalización del Amor Fraterno*, nunca como ahora se hizo tan indispensable unir los esfuerzos en la lucha contra el hambre y por la conservación de la vida en el planeta. Es imperioso aprovechar el empeño de todos, ecologistas y sus detractores, como también de trabajadores, empresarios, la gente de los medios de comunicación (gráfica, radio y televisión; incluyo también Internet), sindicalistas, políticos, militares, abogados, científicos, religiosos, escépticos, ateos, filósofos, sociólogos, antropólogos, artistas, deportistas, profesores, médicos, estudiantes o no (aunque nos gustaría que todos estuvieran en el aula de una escuela), amas y amos de casa, jefas y jefes de familia, peluqueros, manicuras, taxistas, barrenderos y demás sectores de la sociedad. Y eso representa un avanzado espíritu de Caridad Social.
La primera mujer que fue al espacio (1963), la cosmonauta rusa Valentina Tereshkova, resumió en una frase que tiene mucho que ver con la gravedad de lo que estamos enfrentando debido al problema del calentamiento global:
—Una vez que has estado en el espacio, aprecias cuán frágil y pequeña es la Tierra.
El tema se ha vuelto dramático, y sus perspectivas, trágicas. Por los mismos motivos, urge el fortalecimiento de un ecumenismo que supere barreras, aplaque odios, promueva el intercambio de experiencias que instigue la creatividad mundial, corroborando el valor de la cooperación sociohumanitaria de las alianzas, como, por ejemplo, en las cooperativas populares donde las mujeres tienen un fuerte desempeño, destacando el hecho de que están frontalmente en contra del desperdicio. Hay mucho que aprender unos con los otros. Un camino comprobadamente diferente es el de la violencia, el de la brutalidad, el de las guerras, que invaden hogares por todo el planeta. Alziro Zarur (1914-1979), inolvidable fundador de la Legión de la Buena Voluntad, enfatizaba que las batallas por el Bien exigen coraje. Simone de Beauvoir (1908-1986), escritora, filósofa y feminista francesa, acertó al enfatizar:
—Todo éxito disfraza una abdicación.
Resumiendo: cada vez que derribemos la arrogancia y el prejuicio, habrá siempre qué asimilar de justo y bueno de los integrantes de esta amplia “Arca de Noé”, que es el mundo globalizado de hoy. De ahí, preconizamos la unión de todos por el bien de todos, porque compartimos una única morada, la Tierra, que debido a los abusos de sus habitantes está exigiendo la providencia imperativa: o integra o desintegra (...), razón por la que debemos trabajar estratégicamente em alianzas que promuevan prosperidad efectiva para las masas populares.
Nuestro tiempo requiere, sin demora, que se desarrolle una conciencia real sobre los problemas sociales que necesitan una solución para ayer. Nunca es, o fue, suficiente subir el vidrio del auto. La necesidad de reformas golpea las puertas. Hagámoslas antes que los procesos traumáticos de la sociedad lo exija. Y ahí, además de los anillos, serán llevados los dedos. No faltan ejemplos en la historia.
En mis palabras espontáneas pronunciadas en la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil, el 20 de junio de 1987, en el sugestivo auditorio del Ecumenismo Total, de la antigua sede de la LBV en Rio de Janeiro, reiteré que no se erige una patria mejor y un pueblo más feliz haciendo colección de sus defectos, sino reafirmando e incentivando sus aciertos. Es un verdadero suicidio querer compatibilizar a los seres humanos por aquello que tienen de condenable. La conciliación tiene que hacerse por lo más alto: por sus virtudes y cualidades eternas. Un país progresa em razón directa del talento y de la perseverancia de sus hijos e hijas (...). Lo mismo sucede en el ámbito planetario.
ORACION, TRABAJO Y PAZ
Para terminar, comparto con todos, teniendo en cuenta el exiguo tiempo que acabamos dedicando al acto de la oración, o —aquellos que no creen en la existencia de Dios— a los momentos de meditación, introspección, un ejemplo sincero:
Mi hijo más pequeño, hoy adolescente, desde niño, al decir con nuestros familiares y amigos una breve oración en la mesa antes de las comidas, conmueve a todos con un sencillo mantra, que podría resumir grandes compendios de sabiduría, aquella que comparte Solidaridad sin fronteras de ninguna especie. Exclama el jovencito:
—Dios, ¡Te pido que no falte la comida em el plato de nadie ni en el nuestro!
En los desafiantes momentos por que pasa el planeta, considero muy valioso invocar análoga súplica a los Poderes Celestiales: ¡Que no le falte el decente medio de ganar su sustento a ninguna luchadora mujer, a ningún dedicado trabajador ni a nuestros familiares! ¡Amén!
Hagamos juntos esa oración, pero con la firme esperanza de que ese “así sea” encuentre, en los planes de gobiernos del mundo, acertadas providencias que atiendan las urgentes necesidades de las poblaciones.
Seres humanos bien empleados y debidamente valorizados en sus esfuerzos son garantía de Paz y de sostenible progreso para todos. Jesús, a Quien considero el Administrador Celestial de seres espirituales y humanos, fue pragmático al afirmar en Su Evangelio, según San Lucas, 10:7:
—El trabajador es digno de su salario.
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* Globalización del Amor Fraterno: publicación dirigida por la Legión de la Buena Voluntad a los jefes de Estado, alto comisariado, sector privado y sociedad civil de más de 100 países, reunidos por la ONU en el High-Level Segment 2007, del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), en el cual la LBV tiene estatus consultivo general. El evento se celebró en el Palais des Nations, oficina central de la organización, en Ginebra (Suiza), del 2 al 5 de julio de aquel año.
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