Navidad Permanente de Jesús
Hace más de dos mil años, el ejemplo de Jesús simboliza la posible convivencia pacífica, permanentemente, entre los pueblos.
Uno de los más nobles propósitos de los cristianos de Buena Voluntad es Perseverar en la Fe que Realiza, en el anuncio del Regreso Triunfal del Cristo Ecuménico, el Divino Estadista, a nuestra convivencia en el planeta. Me parece muy apropiado tratar este tema con ustedes.
El alcance de la Buena Nueva, que el Benemérito y Altruista Hijo de María y José nos presentó, muestra que Su presencia entre los seres de la Tierra nunca debe sugerir recelo a los Hermanos en humanidad que no profesen el Cristianismo.
Jesús no genera molestias al sentido común humano. El Sublime Bienhechor viene para sumar al pleno progreso sostenible, espiritual, material, ético y social, que trabajamos por conquistar.
El Cristo viene con las nubes
Para dar mi modesta contribución al tema presenté, en el año 2000, el libro Apocalipse sem Medo [Apocalipsis sin Miedo], obra que reunió algunas de las charlas que he dictado por radio, televisión y, en los últimos años, por Internet.
Pero veamos este punto: ¿Qué significa que Jesús viene con las nubes?
En el Apocalipsis 1:7 y 8, leemos:
“7 He aquí que Jesús viene con las nubes, y todos los ojos Lo contemplarán, incluso aquellos que Lo traspasaron; y todas las naciones de la Tierra se lamentarán sobre Él. Así sea. Amén.
“8 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso Dios”.
Quien profiere esta predicción reconfortante sobre el Regreso Triunfal de Jesús es el propio Dios (versículo 8).
No tengamos miedo, porque el Libro de las Revelaciones, que anuncia que Él viene con las nubes, es decir, en lo Alto, para sublimar nuestro conocimiento en la Religión, en la Ciencia, en la Filosofía, en la Política, en la Economía, en el Arte, en los Deportes, etc., por la fuerza de lo que Él conoce bien: el Amor Fraternal y la Justicia Divina.
Vendrá el día en el que seremos testigos de toda la sabiduría terrestre recibiendo Su incomparable Claridad. Es necesario que los jóvenes comprendan eso y comiencen a analizar los hechos humanos, personales e internacionales, a la luz de Sus enseñanzas, pero, libres de todo fanatismo. Jesús no es prisión, sino libertad sin libertinaje o drogas y otras locuras que no son más que la destrucción implacable de la persona.
Apocalipsis superior a Nostradamus
La expresión marcadamente simbólica del libro de las Profecías Finales sirve para provocar nuestra curiosidad. Si todo estuviera desmenuzado, ustedes leerían de una sola vez y todavía exclamarían: “¡Obvio!”
Un buen ejemplo para esta argumentación es el de Nostradamus (1503-1566). Todo el mundo habla de él... Pero pocos alcanzan una definición aceptable de lo que él predijo. Es porque el vidente de Salon escribió de tal manera laberíntica que hay mil y una interpretaciones de lo que él pretendió transmitir. (...) Ellos viven, incluso sin demostrarlo, atentos a lo que dijo el augur francés, precisamente por el apetito de interpretar sus escritos y conceptualizar tales predicciones. Esto forma parte del espíritu de la gente.
Ahora bien, el Apocalipsis, por ser de Jesús, es superior a las predicciones del autor de las Centurias. Observamos esto claramente cuando, teniendo “ojos para ver y oídos para oír”, procuramos interpretarlo en Espíritu y Verdad, a la luz del Nuevo Mandamiento del Cristo (Evangelio, según San Juan, 13:34 y 35): “Amaos como Yo os he amado. Solamente así podréis ser reconocidos como mis discípulos, si tuviereis el mismo Amor los unos por los otros”. Es decir, nunca bajo la visión del odio, que busca aplastar a las criaturas.
¡Salve la Navidad Permanente de Jesús!
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