Reaccionar al propio dolor
Escribí en mi libro ¡Es Urgente Reeducar! (2016): Hoy, más que nunca, con el progreso de la tecnología en las áreas de la comunicación (teléfono celular, Internet, etc.), incluso un enfermo puede animar a alguien que sufre, aunque esté a miles de kilómetros de distancia. En la actualidad, la posibilidad de ayudar se encuentra al alcance de todos. Por eso, que no se pierda el buen ideal, porque es determinante en cualquier edad. Usted decide si es viejo o joven, por muy duras que sean las condiciones en las que se encuentre, temporal o permanentemente. En mi larga vida dedicada a las causas espirituales y sociales de la Religión del Tercer Milenio y de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), he sido testigo de ejemplos inigualables provenientes de personas que, en virtud de un lamentable estado de salud, podrían considerarse sin obligación de brindar ayuda a otras personas que también necesitaban atención, aunque fuera con una palabra. Y muchas —sorprendentemente auxiliadas por quien de nada se podría esperar, en la opinión humana, por padecer males tormentosos— lograron reaccionar a su proprio dolor, encontrando tantas veces, después de la ayuda inesperada, razones para enfrentar sus dramas con una disposición que pensaban haber perdido hace mucho.
Fraternalmente aconsejo: quien quiera disminuir su dolor ayude a los que sufren.
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