Las golondrinas siempre vuelven
Alziro Zarur (1914-1979), el inolvidable fundador de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), advirtió a todos sabiamente: “El suicidio no resuelve las angustias de nadie”. Por lo tanto, que nadie se suicide, pensando que, con este acto nefasto, se librará del dolor que lo aflige, o la aflige, porque despertará en el Otro Mundo más vivo, o más viva, que nunca y con todos sus problemas multiplicados. Huir del sufrimiento es caer repetidamente en sus manos; por lo tanto, bajo el cruel flagelo del “lobo invisible”, el espíritu obsesor, que debe ser vencido, pero no maltratado, y así redimido por las ovejas del Cristo. Es bueno que recordemos constantemente el dicho popular inmortalizado por el querido poeta, intérprete y compositor brasileño Adoniran Barbosa (1910-1982), en su Saudosa Maloca, grabada por él en 1951, y, en otro vinilo, por la cantante Marlene (1922-2014), de São Paulo (Brasil): “Dios da el frío conforme el abrigo”.
Y realmente lo hace. Solo se trata de ser perspicaz y saber, con inteligencia, cómo usar un abrigo en el “invierno”, hasta que el “verano” vuelva. Suelo recordarles un acertado aforismo del escritor francés Éliphas Lévi (1810-1875), que reconforta a los luchadores por el Bien que firmemente siguen adelante, a pesar de las peores condiciones a ser superadas, porque el Sol de la Esperanza ha de brillar: “¡Felices de los creyentes que jamás se desalientan y que, en los inviernos del corazón, esperan la vuelta de las golondrinas!”.
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