“La Amistad es mi Religión”
Los tiempos actuales exigen que se le dé gran relevancia a reavivar los buenos sentimientos, propios de la existencia humana que desea sobrevivir humanamente.
El Día Internacional del Amigo, conmemorado el 20 de julio, es una fecha que pasa inadvertida para la mayoría de las personas. Sin embargo, es un factor significativo para el fortalecimiento de las relaciones y la superación de los sinsabores, no solamente en el ámbito familiar, sino también en el colectivo.
En el Apocalipsis de Jesús, 1:9, San Juan Evangelista revela — por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo — su condición de “compañero en la tribulación, en el reino y en la perseverancia”.
Hay quien, al interpretar el Libro de las Profecías Finales, restrinja su mensaje a la época del cruel Domiciano y de otros inconsecuentes que dirigieron el Imperio Romano. No obstante, el Apocalipsis del Cristo Ecuménico es una obra para las generaciones. En las distintas oportunidades en que reencarnamos en la Tierra, el Divino Maestro es nuestro compañero, ayudándonos a vencer las peores pruebas, hasta que merezcamos no penar más por aquí.
El mal en la vida es limitado, aunque muchos piensen lo contrario, porque no se atreven a ver más allá del horizonte material: existe algo más de lo que ellos insisten en no investigar, pues se escapa de los parámetros admitidos en la actualidad por la ciencia convencional. ¿Serán, entonces, mañana los mismos? Es evidente que el dogmatismo científico es el peor de todos. Sin embargo, la amistad, la fraternidad, la armonía no sufren ninguna restricción por parte de Dios. Por lo tanto, ese espíritu solidario, que el Apocalipsis proyectó sobre las eras, no puede quedar sojuzgado a una jornada física. (...). El último libro de la Biblia no es el reino del pavor. Él nos habla del compañerismo ante las tribulaciones causadas por nuestros equívocos planetarios. He aquí la Mano Divina sembrando excelente virtud, donde el ser humano prefiere perderse. Se trata de una norma del gobierno de Jesús.
La amistad es muy importante para la supervivencia de los pueblos. El notable poeta Alziro Zarur (1914-1979) retrata ese hecho en su magnífico
Poema de la Amistad:
“Yo tengo, en este espíritu de viejo/ Que no comprende la vida en soledad,/ Mi particularísimo Evangelio:/ La Amistad es mi religión./
“No solo de fieras está formado el mundo,/ Como proclaman todos los egoístas:/ Basta verificar el amor profundo/ Que transborda en las almas de los altruistas./
“Que la amistad se muestra en el peligro,/ En el luto, en la ruina y en el sufrir:/ Porque, al final, es fácil ser amigo/ En las horas deliciosas de placer.
“Estas no son teorías de un moderado,/ Sino de un hombre que lo percibió, en plena vida,/ El error del espíritu bohemio/ Que se complace en la vocación suicida.
“No sé si fui muy claro: en lo que juzgo / Es que, en general, artistas orgullosos −/ Prosistas o poetas con temperamentos difíciles −/ Hacen de la sociedad un falso juicio.
“En la torre de marfil de sus complejos,/ Que ellos suponen de superioridad,/ Se aíslan de toda la Humanidad,/ Evitan a los humildes a los abrazos.
“¿Quién puede ser amado sin amar?/ Lo que esos superhombres no entienden/ Es que, con tanto egoísmo, ellos pretenden/ A toda la masa humana despreciar.
“¡No, talentosos luminares y astros/ De la vanidad infinita, que me aterra!/ Los hombres pueden, aun así a rastras,/ Intentar traer el paraíso a la tierra.
“Pero es necesario que haya en todos nosotros/ Un poco de renuncia y de modestia,/ Un espacio, una franja o un débil rayo/ De solidaridad en nuestra voz.
“Es urgente que, de la torre de marfil/ En que viven los genios, ahora desciendan/ A la planicie y después, se compadezcan/ De los pobres ‘imbéciles de triste fin’.
“¡Cultivemos, señores, la amistad/ En sus santas manifestaciones,/ Sintiendo las agonías y aflicciones/ De las camadas serviles de la sociedad!
“Por esto yo tengo − espíritu de viejo/ Que no comprende la vida en soledad −/ Mi particularísimo Evangelio:/ La amistad es mi religión”.
Sin Creador y criatura, no puede haber paraíso en la Tierra. Es esencial, señores, que establezcamos una buena complicidad con Dios − según Aristóteles (384-322 a.C.), el motor silencioso del Universo −, de manera que pueda bajar a este mundo la nueva Jerusalén (Apocalipsis, 21:24, 25 y 26), cuando:
“24 Las naciones andarán mediante su luz, y los reyes de la Tierra le traerán su gloria y su honra.
“25 Sus puertas nunca se cerrarán de día, porque allí no habrá noche.
“26 Y le traerán la gloria y la honra de las naciones”.
La amistad verdadera
Cierta vez, la actriz Luciana Vendramini, al ser entrevistada por la revista Veja acerca de lo que la motivó a producir y protagonizar una versión brasileña del musical “Legalmente Loira” [Legalmente Rubia], éxito en Broadway, reveló lo que le atrajo del guión. Ella dice: “La obra habla sobre la amistad verdadera. Hoy, nadie le da más valor a eso. Nadie más cree en el amor”.
Me gustó ese enfoque de Luciana, pues en los tiempos actuales se requiere dar gran relevancia a elevar los buenos sentimientos, propios de la existencia humana que quiera sobrevivir humanamente.
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