Sostenibilidad y reeducación
El mundo entero habla de sostenibilidad pero, ¿en qué se fundamenta? En general, en un pensamiento económico que sobrevive por la ambición, que no solo liquida a los seres humanos mediante el desempleo y el hambre en varias regiones del planeta, sino también por la falta de instrucción, que niega una mejor perspectiva a la juventud. Sin embargo, por todos lados hay personas que se esfuerzan, decididas a corregir tal situación que frena el crecimiento de muchos países. Y no es suficiente con instruir, es necesario educar, ¡reeducar! En diversos lugares, donde la economía se fortaleció, después de cierto tiempo, por falta de una mayor inversión en los principios éticos y espirituales, la violencia, que había disminuido, resurge, advenida tantas veces de la arrogancia contra los que tienen menos en sus fronteras o fuera de ellas. Y se extiende a las relaciones internacionales. ¿Por qué? Porque faltó la enseñanza, mucho más, la Reeducación, que es la Educación con Espiritualidad Ecuménica.
Las acciones humanas muchas veces reflejan una cultura en la que el futuro depende únicamente de las cosas que se pueden tocar, tomar. Ahora bien, ¿y si existe algo más allá? Es importante priorizar el Espíritu, que somos ante todo, esperando que sea esclarecido, iluminado por la Verdad y por el Amor. Una fórmula, cuyo resultado constituye la elevada Justicia, aquella que alcanzará la eficiencia de ser, de acuerdo con lo que decía Confucio, "el castigo para acabar con el castigo". Es decir, corregir al ser humano, librándolo de sus engaños y conduciéndolo por caminos acertados. Por lo tanto, La Reeducación es una elección que nos hace más receptivos al apoyo celestial, pues el gobierno de la Tierra comienza en el Cielo.
Esta, mi palabra, viene de algunos temas que desarrollé con los jóvenes el 24 de noviembre de 2009. Cuando hablé por radio a través de la Super Red Buena Voluntad de Radio (en Brasília, AM 1.210 kHz), llamó la atención del profesor Dr. Marco Antonio Azkoul, oyente de nuestra programación. Según él, "es realmente providencial para la prevalencia de lo básico sobre lo accesorio, es decir, del Espíritu sobre la materia".
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