¿Qué hicimos con el agua?
Vuelvo a hablarles del gravísimo problema de la falta de agua, que persiste en invocar nuestra meticulosa atención, seguida de actitudes acertadas.
En la serie de conferencias que proferí al inicio de los años 1990, sobre el Apocalipsis de Jesús, con el fin de hacerlo más accesible a los humildes de corazón, traje, como ejemplo al debatir el tema de la posible guerra por el agua en varias regiones del planeta, en aquella ocasión advertida por los medios de comunicación.
Con tristeza y preocupación, en los días actuales vivimos el trágico fantasma de la carencia de agua, incluso en metrópolis brasileñas.
Además de los factores climáticos, que desde la Revolución Industrial hemos dañado fuertemente, de forma condenable, ¿qué hemos hecho con ese precioso líquido, factor básico de la vida?
Es fácil observar en el mundo el acto criminal del desperdicio. A los niños, a los jóvenes y a los adultos, les insisto en esta enseñanza: la migaja de hoy es la abundante comida de mañana. Y, por extensión, la gota de agua de hoy es el abundante manantial de mañana. Y, en estos tiempos, en este momento. Ayudemos a evitar lo peor.
En el libro "Apocalipsis sin miedo" (2000), destaqué que, a pesar de los esfuerzos ecológicos de muchas buenas personas, el ser humano todavía vive contaminando todo, como en la advertencia del Profeta Isaías, 24:5: "En verdad, la Tierra está contaminada debido a sus habitantes, por cuanto transgreden las leyes, violan los estatutos y rompen la Alianza Eterna".
El agua resulta poca en diversas partes del mundo, pero continúa maltratándose. Y el líquido potable corresponde a menos del 3% del que existe en el planeta. El restante es principalmente agua salada, alrededor de un 97%. ¿Cómo lidiar con esto? (...) Preservarla no se limita a las medidas de gobiernos. Exige decisivos cuidados que también debemos tener nosotros, los ciudadanos. Es necesario que dejemos de ser meros observadores y empecemos a actuar como activos participantes. A fin de cuentas, está en juego nuestra propia existencia. Exacto: ¡nuestra propia vida! Y la corrección de esto demanda Justicia y Buena Voluntad, vistos como antídoto contra la ambición de lucro, que, de tan ciega, no percibe estar cavando la sepultura incluso para sí misma.
El Calentamiento Global
El 16 de enero, la Agencia Brasil divulgó que 2014 fue el año más caluroso desde que se iniciaron los registros de temperatura, en 1880. La información es de la Agencia Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos. El organismo norteamericano añade que "el aumento de la temperatura se propagó por todo el mundo. Las regiones donde se registraron records de calor están en el extremo Este de Rusia, el Oeste de Alaska, en el interior de América del Sur, en la mayor parte del continente europeo, en el Norte de África y también en las regiones costeras del Este y del Oeste de Australia".
En cada nueva investigación que se presenta, la ciencia se convence de que la acción humana ha acelerado el calentamiento global. Y las consecuencias están ahí, a la vista de todos. La complejidad de los desafíos se intensifica, incluida la que afecta directamente la economía de las naciones.
El Apóstol San Pablo, hace dos milenios, en su Epístola a los Gálatas, 6:7, dio una lección que podría repetir hoy literalmente: "No os engañéis; de Dios no se burla, pues todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará".
Escuchemos la advertencia bíblica. El Padre Celestial ciertamente espera de nosotros buen sentido común y mucho trabajo en pro del bienestar de la Humanidad. Pedimos a Él protección para las providencias terrenales; lluvia para los lugares secos; un clima más equilibrado para la salud de las personas. Y no despreciemos el poder de la oración y de la vigilancia, colectivas.
Los comentarios no representan la opinión de este site y son de responsabilidad exclusiva de sus autores. No se permite la publicación de materiales inadecuados que violen la moral, las buenas costumbres y/o los derechos de terceros. Más información en Preguntas frecuentes.