El mestizaje del mundo es inevitable
El inevitable mestizaje humano se constituye en un hecho de proporciones globales. Varios estudiosos afirman que, cada vez más, disminuye en el planeta el concepto de raza pura. Un ejemplo de esa afirmación viene de los Estados Unidos de América, que crearon recientemente un ítem en su censo para contemplar a los mestizos que conforman una significativa porción de la población norteamericana. Por eso, la pregunta que propuse en el artículo "El Abolicionista Divino”, en la página 149 de mi libro Crónicas & Entrevistas. "Desde la mónera, ¿quién no es mestizo en este mundo?” Aquí, en Brasil, esa realidad no es diferente: el diario Folha de S.Paulo publicó, en abril de 2000, el resultado de investigaciones hechas a partir del ADN, abarcando a 200 hombres y mujeres blancos, de diferentes regiones y orígenes. En el estudio se concluyó que, de un grupo de 100 personas blancas, solamente 39 tienen exclusivo linaje europeo; los otros individuos cargan la marca del mestizaje: 33% de indios y 28% de africanos.
Incluso Europa tuvo, en varios momentos de su historia, todo tipo de inmigrantes, esclavos e invasores, como por ejemplo, los hunos, pueblo de Asia Central, que invadió el continente bajo el liderazgo de Atila, a mediados del Siglo V, infligiendo graves derrotas y sometiendo a tributo a los emperadores de Roma y de Constantinopla, además de devastar a la Galia y atravesar la Germania, región donde surgiría, siglos después, Hitler (1889-1945), que, basado en la falsa idea de la raza aria pura, mató a millones de judíos, gitanos, eslavos y deficientes. ¿Los invasores de los territorios germánicos habrán permanecido en estado permanente de castidad? ¿O dejaron allí la marca étnica como consecuencia del cruzamiento entre razas, después de tantos siglos diluido? Recordemos la famosa "mancha mongólica".
Indefinidamente, no hay cómo impedir las revoluciones sociales y raciales.
Va a ser difícil abrir mano de la Humanidad, como parece que algunos radicalmente pretendían hacer con la nueva globalización: más productos y menos operarios produciendo.
Un marcado ejemplo es el de la Unión Europea, con sus éxtasis de xenofobia, menos hacia los turistas... Esto está constatando la contingencia de tener que "importar” gente, aunque en ciertos casos, por cortos períodos, para realizar servicios que sus nativos "dolicocéfalos" no quieren saber más y para suplir las necesidades de una población que está envejeciendo. Algunos ya viven estremecidos con los "peligros” de la mezcla étnica; con todo, empresarios y políticos ya sienten como fatalidad histórica la presencia de los "extranjeros”, principalmente los de distinta piel.
Indefinidamente, no hay cómo impedir que se realicen las revoluciones sociales y raciales de esa grandeza.
En la actualidad, de cierta forma vemos repetirse, en sentido inverso, pero tal vez de manera más dolorosa, el fenómeno de la inmigración. Antes era de Europa y de Asia hacia América. En síntesis: italianos, japoneses, alemanes, judíos, árabes, ibéricos, hacia el Norte y el Sur, sumándose irlandeses y chinos hacia la región Septentrional. Y no llegaron aquí y allá, en su inmensa mayoría, como señores, sino como obreros. Mediante el sacrificio y el sudoroso trabajo, ascendieron socialmente.
Recuerdo una afirmación del filósofo del Positivismo, Augusto Comte (1798-1857), cuyo pensamiento ejerció tanta influencia sobre los fundadores de la República Brasileña, comenzando por Benjamin Constant (1836-1891): "El Hombre se agita y la Humanidad lo conduce”. Es así.
¡Ufa!
Hoy, los inmigrantes, legales o no, también abandonan sus países, dejando tradiciones y amores atrás, por necesidad apremiante. En el caso de Norteamérica, continúa la llegada ininterrumpida, superando las barreras que les son impuestas, de "hispánicos”, en gran cantidad mexicanos, que, con el pasar del tiempo, están creando estatus. Millones ya pueden votar. Y el número no es pequeño, y no deja de crecer, incluso debido a su alta tasa de natalidad. También hay presencia de cubanos en Miami. Allá se convirtieron en una fuerza ponderable. En Nueva York, conforme noticias divulgadas en 2000, 40% de sus habitantes vinieron de 167 países y hablan 116 idiomas. ¡Ufa! Realmente, el creador del Comtismo estaba en lo cierto.
"El mundo se va a mezclar como un océano"
Durante una etapa de mi infancia, estudié en el Colegio San Francisco de Sales, de la orden de Don Bosco. Pero, el tiempo fue suficiente para convertirme en uno de los muchos admiradores del respetado educador de Turim. Construyó una pedagogía con notable beneficio para sus bericchini, jóvenes largados en la vida en una Italia pobre, que se unificaba bajo la batuta de la astucia diplomática (¿será redundancia?) del Conde de Cavour (1810-1861), de la tenacidad de Mazzini (1805-1872), del espíritu aguerrido de Garibaldi (1807-1882).
Decía el gran taumaturgo nacido en Becchi:
— Un grandioso acontecimiento se está preparando en el cielo para hacer pasmar a las gentes. (...) Se hará una gran reforma entre todas las naciones, y el mundo se va a mezclar como un océano.
Para los que me leyeron hasta aquí, por ventura con una sonrisa de condescendencia, expongo esta advertencia de Cicerón (106-43 a.C.), orador y político romano, que afirma que ni las comunidades más refinadas y cultas desprecian el don de la profecía. Más allá de eso, en el campo laico, los economistas hacen previsiones que no se concretan, analistas vaticinan reacciones de la sociedad y se equivocan. Y, si entramos en el campo del deporte, entonces...
El Brasil es una grey globalizante
Volviendo los ojos hacia mi país, nuestra patria, llena de generaciones de inmigrantes y, también, de migrantes esperanzados de ser finalmente integrados en lo mejor de su tejido social, se confirma la evidencia de que posee uno de los mejores pueblos del Planeta, y con características privilegiadas, en virtud de su extraordinario mestizaje. Es una grey... globalizante...
Pietro Ubaldi (1886-1972), filósofo italiano, llegado aquí a principios de la década de 1950, supo ver lo que otros comienzan a percibir ahora:
— El Brasil es la tierra clásica de la fusión de razas, es el melting-pot en que todo se mezcla. Y sabemos que la naturaleza se regenera en la fusión de distintos tipos, al paso que el principio racista, aislacionista, es anti-vital. (...)
A pesar de que la indigencia está a la espera de ser definitivamente exorcizada, en la Tierra de Santa Cruz subsiste la grandeza que le ha permitido mantener el milagro expreso en su unidad geográfica, idiomática y en la capacidad de sobrevivir.
¡Ah! ¿La extrema violencia de hoy? ¿Será que la culpa es del pueblo o de la esclavitud que no fue eliminada del todo? ¿Es de la globalización? ¿Antes fue de qué? El matemático germánico Leibniz (1646-1716), expresó:
- "Siempre tuve la certeza de que si reformásemos la educación de la juventud, conseguiríamos cambiar el linaje humano."
¿Pero, sobre qué bases? Hitler (1889-1945) también quería cambiarla... El escritor francés Montaigne (1533-1592) nos ofrece la respuesta:
- "Nos ocupamos sólo de llenar la memoria, y dejamos vacíos el entendimiento y la conciencia."
Es decir, más allá de instruir, es urgente espiritualizar ecuménicamente la grey globalizante, que singulariza un nuevo camino para el mundo.
¡El que viva verá! El sociólogo Gilberto Freyre (1900-1987) proclamaba que “el Brasil necesita descubrir al Brasil”.
(Artículo publicado en el libro Crónicas & Entrevistas, de Paiva Netto, editado por la Editora Elevação en 2000.)
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