El Muro de Berlín y las fronteras vibracionales
¿Quién podría concebir que cayera aquel portentoso paredón, que mucho más que de cemento, era ideológico? ¡Pues cayó!
Después de la inauguración del Templo de la Buena Voluntad, en Brasília/DF, Brasil, el 21 de octubre de 1989, el 9 de noviembre, fuimos testigos de la caída del Muro de Berlín, en Alemania. Estos dos acontecimientos tienen en común la victoria de la libertad. Sin embargo, la ignorancia persiste en varias regiones del mundo que quieren impedir el derecho inherente a la criatura humana de poder manifestar, con equilibrio, sus convicciones políticas, científicas, artísticas, filosóficas, religiosas, deportivas, y así sucesivamente, en busca de un mundo mejor.
¿Quién podría concebir que cayera aquel portentoso paredón, que mucho más que de cemento, era ideológico? ¡Pues cayó! De igual forma, las fronteras vibracionales entre ésta y otras dimensiones también caerán, más temprano o más tarde.
El Universo Invisible
En 1981, durante la conferencia “La Decodificación del Padre Nuestro”, que realicé en Porto Alegre, Brasil, en el Gimnasio de Deportes del Colegio Protásio Alves, invité al pueblo, que me honraba con su atención, a desarrollar este pensamiento:
La Ciencia humana, no obstante los respetables esfuerzos de tantos abnegados idealistas, se encuentra en el inicio de su brillante trayectoria, a pesar del extraordinario progreso a que nos ha conducido. Tenga en cuenta el deslumbramiento justificado de sus más importantes figuras ante la restringida parte del Cosmos que vemos. Pero ¿y ante la inmensidad que no se ve, que aún no se descubrió?... No aludimos solo al Universo físico, con sus galaxias, que es algo realmente de asombrar: solo la Vía Láctea de la que formamos parte, abarca miles de millones de estrellas... ¡Es increíble el área que abarca!... Y los más potentes telescopios y radiotelescopios solo llegan a una mínima parte de este Universo físico. Los seres humanos e incluso los invisibles de razonable grandeza espiritual, pues son muchos en el “Otro Lado” de la Vida, acaban también fascinados y con mucha razón... Sin embargo, ¿y la amplitud de lo que hasta ahora no observamos? Aquí está el detalle: cuando argumentamos sobre lo que falta por descubrir no estamos únicamente refiriéndonos a la composición material de los cuerpos celestes que vagan por el espacio: esa enormidad que los grandes científicos no pudieron hasta el presente investigar ni siquiera ver todo.
También hablamos del Universo Invisible, ultradimensional, donde las Almas residen, que en la etapa evolutiva de la civilización contemporánea no podía, hasta ahora, ser debidamente percibido por los ojos somáticos, ni en buena parte acreditado por la Ciencia terrestre. Y lo más sorprendente: ni por algunos religiosos que predican la Vida Eterna. Todavía, cuando diferentes pioneros empiezan a analizar y estudiar las posibles dimensiones en que habitan los Espíritus, algunas personas tratan de restarle importancia a su trabajo. De hecho algunos temen avanzar en la dirección revelada por los precursores. De cierta forma, es como en la fábula de Esopo (aprox. 620-564 a. C.): Vulpem et uvam (La zorra y las uvas). El filósofo y sociólogo Herbert Spencer (1820-1903) tenía razón cuando definió que hay un principio que se utiliza como una barrera contra cualquier información, similar a una prueba opuesta a todo tipo de argumento. Este precepto no puede fallar, con el fin de mantener a la Humanidad en una ignorancia continua y eterna. Se trata de condenar antes de investigar.
La Ciencia tradicional deberá prepararse para asimilar muchos datos nuevos recopilados por la Ciencia de avanzada. No obstante, tendrá que incluir en las novedades el reconocimiento del Mundo Espiritual, no como resultado de químicas cerebrales que excitarían la mente humana en la región de lo ilusorio, pues esta conclusión es muy cómoda, sobre todo ante la realidad pluridimensional donde existe el prolongamiento de la vida consciente y activa del ser, en las esferas aún imperceptibles a la potencia visiva. Hace más de 30 años, popularmente hablé sobre este tema de las dimensiones materiales del Universo, teniendo en cuenta las enseñanzas del Evangelio y del Apocalipsis de Jesús: en general, meditar sobre la grandeza, la dimensión, las distancias físicas... Sin embargo, los límites del Universo pueden igualmente ser vibracionales. El ser humano fallece, el cuerpo queda... El Espíritu (o como lo quieran llamar), no puede reducirse al restricto territorio de la mente, migra hacia otro Universo u otros universos, que aún no se ven... La Ciencia, en sus elevados términos, a posteriori comprueba lo que la Religión de manera intuitiva, percibiera mucho antes. La primera teoriza conceptos; la segunda ilumina, cuando es realmente Religión y nunca reserva de tabús y prejuicios. Sin embargo, la Intuición, como afirmamos, es siempre más rápida. Es la Inteligencia de Dios en nosotros.
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