Dios no tiene punto final
A los pacientes lectores y lectoras, traeré algunas reflexiones más de mi libro Sociologia do Universo (Sociología del Universo). En los debates sobre Dios es necesario considerar que Él no es un mero producto de la Fe. Por esto, la forma de reflexión en ese particular es semejante a la que expresé en la aún polémica tesis acerca de la vida extraterrestre. En ocasión del 1o Foro Internacional de Ufología, cuya sede fue el Parlamento Mundial de la Fraternidad Ecuménica, el ParlaMundi de la LBV, en Brasília/DF, Brasil, del 7 al 14 de diciembre de 1997, comenté: El mundo discute, hace mucho tiempo, la existencia de los llamados ovnis. Con relación a esto, lo esencial no es creer o dejar de creer en ellos, pero sí saber si esos fenómenos son o no verdaderos.
Además, respecto a la vida en otras partes del espacio sideral, es bienvenida la declaración hecha, hace algunos años, por el entonces Director del Observatorio Astronómico del Vaticano, padre José Gabriel Funes, en una entrevista al periódico L’Osservatore Romano: “No podemos poner límites a la libertad creadora de Dios. (...) ¿Cómo se puede excluir que la vida no se haya también desarrollado en otras partes?”
En Dios no se pone punto final.
Muy a propósito, también en el ParlaMundi, el 1o Foro Mundial Espíritu y Ciencia, de la LBV, el 18 de octubre de 2000, el profesor Ronaldo Rogério de Freitas Mourão (1935-2014), astrónomo y físico brasileño, internacionalmente conocido, en un fragmento de su conferencia, cuando discursaba sobre la visión ampliada que pasamos a tener del cosmos, esclareció que “el cosmos era limitado porque el ser humano tiene necesidad de limitar todo, dando comienzo y fin a las cosas. Nuestra mente es así. Imaginamos al ser humano como mortal. No creemos que la vida sea inmortal, y yo no tengo ninguna duda de que la vida es inmortal; quien es mortal somos nosotros, el individuo, pero la vida se perpetúa permanentemente en el universo. Ella está ahí totalmente diseminada, y esto es importante analizarlo”.
El sistema geocéntrico, además, egocéntrico
Se hace imprescindible que usemos exención y modestia en el análisis de los asuntos no completamente descifrados. En el libro As Profecias sem Mistério (Las Profecías sin Misterio), argumenté que —si alguien asegura que tal cosa es imposible, teniendo en cuenta determinado parecer científico— cualquiera podrá preguntarle ¿a qué ciencia se refiere: la del pasado, la contemporánea o la del futuro? Sí, pues los enunciados de la respetable y utilísima ciencia, sin la cual no podemos vivir, evolucionan, debiendo hacerlo constantemente. Por esto, es sensato reflexionar sobre la ponderación del inolvidable físico brasileño César Lattes (1924-2005), uno de los descubridores del méson-pi: "La ciencia debe tener mucho cuidado cuando afirma que muchas cosas no existen (...)".
Todo progresa. Cuántas cosas que ayer eran verdades inamovibles en el campo de la religión y de la ciencia no lo son más. En 1987, en el diario Folha de S.Paulo, destaqué un ejemplo: (...) la Tierra (por antiguas concepciones defendidas a hierro y fuego) sería el centro del universo. Además, el sistema geocéntrico únicamente simboliza un método egocéntrico: el hombre pretende que el universo evolucione en torno a su ego (...).
Ciencia, amor y verdad
La cuestión consiste en saber buscar dónde se encuentra la verdad, y no —subyugados por el prejuicio— concluir, por decisión irrevocable, en qué vertiente ella se sitúa.
Hace décadas vengo preconizando que la Ciencia (Cerebro, Mente), iluminada por el Amor (Religión, Corazón Fraterno), eleva al ser humano a la conquista de la Verdad.
Previniendo el glaucoma
Según la Organización Mundial de la Salud, el glaucoma es considerado la mayor causa de ceguera irreversible, alcanzando a cerca de 65 millones de personas en el planeta. Para la Asociación Mundial del Glaucoma, se trata del gran villano en 4,5 millones de casos de pérdida total de visión.
Existe en Brasil aproximadamente un millón de portadores de la enfermedad, y otras 900 mil personas desconocen que tienen el problema.
En una entrevista al programa Vida Plena, de la Boa Vontade TV, el oftalmólogo Leôncio Queiroz Neto explicó el porqué de la desinformación: “El glaucoma no presenta indicio alguno. Generalmente, el portador de la enfermedad siente la visión un poco turbia, una leve cefalea frontal al final del día, pero son síntomas genéricos que pueden ser confundidos con otros problemas. Sin embargo, él está perdiendo la visión sin saber”. Queiroz Neto aconseja un check-up anual preventivo de la salud ocular. “Es ahí, muchas veces, que nosotros tenemos la oportunidad de evaluar si la persona está dentro, o no, del grupo de riesgo de desarrollar el glaucoma”.
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