Un día, cada uno aprenderá a gobernarse a sí mismo
Aún existen personas que se asustan al oír hablar del Apocalipsis. Sin embargo, éste presenta numerosos fragmentos resplandecientes, como si fuera la más bella poesía, a pesar de su poderoso mensaje. En cierta ocasión, alguien habría dicho que el Divino Libro Profético en el Nuevo Testamento sería la prueba del desamor de Dios para Sus criaturas. Solo podemos concluir que, aunque respetable, el estimado hermano nunca leyó sus esclarecedoras enseñanzas, o lo hizo apresuradamente (...) No es suficiente la cultura material. Por eso, es necesario aliar a la instrucción común de los asuntos humanos, por más elevados que sean —literatura, idiomas, física, matemática, economía, química, historia, geografía, arte, arte doméstica, etc.—, los conocimientos espirituales que forman parte de una enseñanza completa, para que seamos mejores los unos con los otros. Por esta razón, luchamos por el Desarrollo Social y Sostenible, Educación y Cultura, Arte y Deporte, para que haya Conciencia Socioambiental, Alimentación, Seguridad, Salud y Trabajo, con Espiritualidad Ecuménica, para el progreso de las personas, lema que implantamos en las Instituciones de la Buena Voluntad (IBV). Es un método que ha proporcionado buenos frutos a nuestra sociedad.
El estudio del Apocalipsis —en Espíritu y Verdad, a la luz del Nuevo Mandamiento del Amor del Cristo: “Amaos como Yo os he amado. Solamente así podréis ser reconocidos como mis discípulos, si tuviereis el mismo Amor los unos por los otros” (Evangelio, según San Juan, 13:34 y 35)— es primordial para que sepamos lo que realmente estamos haciendo en la Tierra. Un día, aunque lejano, el ser humano estará tan profundamente compenetrado con el cumplimiento de sus deberes, en primer lugar, espirituales, morales, que la noción de liderazgo sufrirá una gran madurez, ya que sensatamente, los hombres se conducirán a sí mismos, pues la educación debe comenzar por el corazón. En fin, el antiguo precepto de Alziro Zarur (1914-1979) es el de que “gobernar es enseñar a cada uno a gobernarse a sí mismo”.
Y esto incluye reeducar también a los educadores, de ahí la Cruzada de Reeducación General de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo. Gran parte de las escuelas no estimulan al hombre o a la mujer a reflexionar, a razonar. Sócrates (aprox. 470-399 a. C.), en su reconocida sabiduría, modestamente proclamaba que, cuanto más sabía, estaba convencido que más necesitaba aprender. El secreto del extraordinario éxito, para que cada uno llegue verdaderamente entender que es responsable por sus actos, dejando de culpar a los otros, se encuentra en el Evangelio Apocalipsis, para quien tiene “ojos para ver y oídos para oír”, sin someterse a ningún prejuicio, incluso con la apariencia de la intelectualidad más avanzada.
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