Es tiempo de repensar en el diván
El 1° de septiembre de 2011, presenté el libro "Jesús, el Profeta Divino", durante la 15ª edición de la Bienal Internacional del Libro de Rio de Janeiro, en el Riocentro. Para mi regocijo, este trabajo quedó entre los más vendidos en esa gran fiesta de la cultura brasileña.
Se trata del cuarto volumen de una serie de conferencias "El Apocalipsis de Jesús para los Simples de Corazón", las cuales pronuncié en la radio y en la TV.
“Jesús, el Profeta Divino” es una contribución más para los que discuten seriamente el tema profético acerca del Fin de los Tiempos.
El Cristo, los profetas bíblicos, los poetas de las religiones y muchos investigadores, creyentes o ateos, cada uno a su manera, hablan o analizan sobre la posibilidad de un gran cambio o una monumental reforma en todo lo que conocemos como sociedad y aspecto físico de este mundo.
Presento en este estudio, sin pretensiones, elementos de esas transformaciones. Ellas se realizarán, ¿creamos nosotros o no creamos en ellas? ¡¿Cuándo?! ¡¿2012?!?, ¡¿2057?!, ¡¿2060?!, ¡¿3797?! ¿En un futuro más distante?! ¿Quién lo sabe ciertamente?... No obstante, dejo la conclusión a la reflexión de los estimados lectores.
¿Quieren acabar con sus dudas, sin sustos? Como incentivo, les recuerdo este pasaje del Apocalipsis, 1:3:
— Bienaventurados aquellos que leen y aquellos que oyen las palabras de la profecía de este Libro y guardan las cosas en él escritas, pues el tiempo está próximo.
¿Qué significa ese próximo?
Verifiquen las explicaciones en el capítulo “La cuestión espiritual del tiempo”, constante en “Jesús, el Profeta Divino”, a partir de la página 247, así como en los otros volúmenes de “El Apocalipsis de Jesús para los Simples de Corazón”: Las Profecías sin Misterio, Somos todos Profetas y Apocalipsis sin Miedo.
No obstante, el Tiempo de los grandes cambios está en pleno curso. Ellos son irreversibles, desde los sencillos hasta los más complejos.
En cuanto a la Tercera Guerra Mundial, Alziro Zarur (1914-1979) decía que era inevitable y que “el último Armagedón apocalíptico tendrá origen espiritual y no puramente económico”.
Muchos se estremecen ante la perspectiva de la escasez y del alto precio de los alimentos; de la falta de agua potable; del fin del petróleo; de la explosión poblacional; del calentamiento global; del agujero de la capa de ozono; del innombrable aborto, del cual tantos no perciben la gravedad, razón por la que me siento forzado a advertirles fraternalmente; del cobarde bullying; del lamentable consumo cada vez mayor de bebidas alcohólicas, de parte de los adolescentes; de la tragedia de las drogas al destruir tantas vidas, consumiendo a la juventud*1 y trayendo desesperación a las familias; del sexo desorientado e inconsecuente; de las repulsivas pedofilia y efebofilia; de la fuerte caída de la humedad relativa del aire, afectando garganta, nariz, ojos, cabeza — los padres de los niños que lo digan... —, entre otras amenazas.
Aún en las diferentes fechas que señalan “el fin del mundo”, el planeta Tierra siempre restará, porque la edad de su extinción es muy remota en términos humanos. Sin embargo, existen épocas en las que suceden transformaciones más profundas que en otras. Por ejemplo, en 2001, la caída de las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nueva York (EEUU). Por el sufrimiento, se inició una gran alteración en el mundo. Pero, ¿qué está cambiando y qué no está cambiando?
En el caso de la Economía, los indicadores señalan años difíciles. De ahí es que sea imprescindible que la veamos como la más espiritual de las ciencias, en el sentido más amplio de la Fraternidad Ecuménica. La Economía necesita descubrir el espíritu altruista.
El ser humano, con su Espíritu Eterno, es el centro de la Economía Altruista
En la entrevista que concedí, el 10 de octubre de 1981, a mi viejo amigo Paulo Parisi Rappoccio, periodista italiano radicado en Brasil, reitero:
(...) El ser humano, con su Espíritu Eterno, es el centro de la Economía Altruista, la generadora de todo el progreso. Sin él, no hay trabajo ni capital.
La riqueza de un país está en el corazón de su pueblo. Sin embargo, naciones enteras aún sufren miseria. Conviene recordar que barrigas vacías y Espíritus frustrados generalmente no están dispuestos a oír. (...)
En una época en que por el avance de la tecnología las expectativas de producción superan lo esperado, ¡el hambre es realmente un escándalo! No solamente la del cuerpo, sino también la del conocimiento, es decir, Educación espiritualizada, sin la cual ningún pueblo es fuerte. Anacrónicamente, nunca el mundo conoció, por un lado, tanta abundancia y por otro, tanta penuria. Está faltando Solidaridad a la Economía. Hasta que el último de sus hijos tenga las condiciones mínimas para una vida digna, ningún país será independiente, sino solo esclavo de las limitaciones que a sí mismo se impone. Los impedimentos de orden interno son más perjudiciales al progreso de su población que los de orden externo (...). Si un pueblo no se prepara, ¿cómo vencerá?
Profundas reformas
Vean lo que sucede en el campo económico financiero, por consecuencia social, a partir de la más potente nación de la Tierra en la actualidad, los Estados Unidos, sin hablar de Europa. El capitalismo se está repensando en el diván, por lo cual aún transita el socialismo.
Zarur solía declarar, hace más de cincuenta años, que el poder se volvería intangible en las manos de los poderosos y así, escaparía entre sus dedos.
Hoy, en el siglo XXI, los Estados nacionales evidentemente no tienen más la fuerza de otrora. Se podría afirmar que “el mundo está al borde de un precipicio”. Pero esto es un viejo cliché. Sin embargo, ciertos conceptos cambiarán de forma profunda. Además, ya están siendo revistos.
Vivimos tiempos de crisis, y esta siempre implica alguna transformación, en su decurso o de inmediato. Ante esta situación terrenal y espiritual, es más que urgente que estudiemos las previsiones de Jesús, el Profeta Divino. Para esto, creé la serie “El Apocalipsis de Jesús para los Humildes de Corazón”.
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* Apocalipsis, 8:7 — “El primer Ángel tocó la trompeta, y fueron lanzados sobre la tierra granizo y fuego mezclados con sangre. Entonces, fue quemada la tercera parte de la tierra y de los árboles y también toda hierba verde”, cuya interpretación, para muchas personas, significa la juventud, y hace algún tiempo se puede incluir a los niños en esto. Basta seguir los noticieros.
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