Vencer el sufrimiento del cuerpo y del Alma
Este artículo fue publicado por primera vez el 19 de diciembre de 1981 y, posteriormente, en la revista ¡JESÚS ESTÁ CHEGANDO!, número 7, edición de mayo/junio de 1983.
Generalmente, se fundan instituciones que tienen como objetivo a los necesitados de bienes materiales, despojados de lo que los ojos penosamente testimonian. Pero, el padecimiento de las personas va mucho más allá de lo que se comprueba en la triste visión de la pobreza humana. El dolor no se encuentra solo en cantegriles, en las viviendas precarias, en las chozas, en los días y madrugadas en que la LBV, ininterrumpidamente, levanta a los mendigos con la Ronda de la Caridad* (ayudando al Pueblo hace casi cincuenta años). Las angustias también están, y feroces, en las mansiones, en los departamentos de lujo, en los palacios, donde el Amor no siempre habita. Y no existe mayor sufrimiento que su ausencia.
Clamando por la tranquilidad del alma
Allá, en los ambientes elegantes, hay igualmente madres que lloran por la incomprensión de los hijos e hijos que sufren el abandono de los padres; matrimonios que no se comprenden; enfermos rodeados de atenciones médicas, pero sin el sustento de los corazones que más aman (...). Todos enfrentamos problemas. ¡Todos! Si el drama no es estrictamente personal, se padece por alguien muy querido. Un mundo de paradojas, de contrastes impensables. En un último análisis, somos sencillos seres falibles, clamando por la tranquilidad del alma; instintivamente anhelando la armonía, unida al conocimiento de la Verdad, preferentemente Divina. Jesús, el Gran Amigo que no abandona a un amigo en el medio del camino, posee la capacidad de iluminar el interior de las criaturas. Enseñaba Alziro Zarur (1914-1979): “Ningún sufrimiento es en vano, ninguna lágrima se pierde. La vida humana es sólo una preparación para la Verdadera Vida. No hay siquiera una lágrima que Dios no vea. ¿Y quién no llora su lágrima secreta? El Padre Celestial las guarda por toda la Eternidad”.
Las de los pobres y las de los ricos, pues lo que importa, en una sociedad realmente solidaria, es ¡el Ser Humano!
En el Evangelio, según San Mateo, 11:28, y en consonancia con San Juan, 15:5 y 14:18, el Cristo generosamente nos invita: “Venid a mí todos vosotros, que estáis exhaustos y oprimidos, y os daré alivio. Yo soy el árbol, vosotros sois las ramas. Nada podréis hacer sin mí. No os dejaré huérfanos”.
El consuelo espiritual en el Apocalipsis
Y ese consuelo nos fortalece en este momento donde la violencia impera libremente en el mundo.
Algunas personas no saben, pero el Apocalipsis (no confundirlo con previsiones de fin de año ni con Nostradamus) del mismo modo ofrece aliento a los que lo analizan sin ideas preconcebidas, las que no suenan bien al pensamiento libre de la era en que vivimos. Él anuncia, para los que tienen ojos para ver y oídos para oír, el más glorioso acontecimiento de todos los tiempos de la Historia: el Regreso de Jesús. ¡¿Por qué no?! Víctor Hugo (1802-1885) solía recordar que quien hoy afirma que algo es imposible tácitamente se pone al lado de los que perderán. En el Libro de la Revelación, 2:10 y 22:12, el Divino Señor conforta: “No temas las cosas que tienes que sufrir. (...) Sé fiel hasta la muerte, y Yo te daré la corona de la Vida. (...) Conmigo está el galardón que tengo para retribuir a cada uno según sus obras”.
Por lo tanto, es indispensable orar y vigilar, principalmente en los momentos de crisis, cualquiera que sea el lugar o el instante. El dolor no espera la oportunidad para tocar la puerta del corazón. Y la oración no es solamente útil en los trances dramáticos de la vida, sino esencial a la hora de buscar las soluciones para los desafíos de orden filosófico, político, económico, científico, religioso, artístico, deportivo, etc.
Orar = meditar
Orar y meditar se asemejan. Ante la Verdad, ser humilde es la conducta imprescindible. Así pensaba el ilustre profesor y misionero metodista Eli Stanley Jones (1884-1973), que permaneció un largo período de su vida en la India y visitó varias veces nuestro País: “La humildad es la esencia de la Creación Divina. La primera providencia para el encuentro con Dios es eliminar el orgullo. Cuando la presunción termina, el poder comienza”.
Conviene igualmente recordar esta advertencia de Confucio (551-479 a.C.): “Pague la Bondad con la Bondad, pero el mal con la Justicia”.
Sin embargo, es oportuno destacar que el maestro de Méncio no hablaba de revancha, sino de Justicia.
La Oración Ecuménica de Jesús
A ustedes, estimados lectores, les dedicamos la admirable rogativa que Jesús nos legó, como una invitación a la reflexión en los momentos de angustia. Nunca está de más elevar el pensamiento y el corazón al Altísimo. La Oración clara, concisa y práctica, que el Cristo nos enseñó es perfecta para todos los instantes de la vida, en la alegría o en la tristeza, especialmente en un mundo en que todo sucede a una velocidad espantosa. Cualquiera puede orar el Padre Nuestro. Éste no se limita a ninguna creencia. Se trata de una oración universal, acorde con el abarcador Espíritu del Cristo. Cualquier persona, incluso atea (¡¿por qué no?!), puede proferir sus palabras sin sentirse cohibida. Es el hijo que se dirige al Padre, o es el Ser Humano a dialogar con su elevada condición de criatura viviente. Es la Oración Ecuménica por excelencia:
“Padre Nuestro (o lo que diría el Hermano Ateo, ¡oh, mi conciencia que paira en la altitud de mi ideal!), que estás en el Cielo (y en todas partes al mismo tiempo), santificado sea Tu Nombre. Venga a nosotros Tu Reino (de Justicia y de Verdad). Hágase Tu Voluntad (antes que nuestra voluntad, mientras no aprendamos a tenerla correctamente) así en la Tierra como en el Cielo. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy (además de aquel que sustenta el cuerpo, necesitamos del transustancial, la comida que no perece, el alimento para que el Espíritu no esmorezca). Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a nuestros ofensores. No nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal, porque Tuyo es el Reino, y el Poder y la Gloria para siempre. ¡Amén!”
Que la Paz de Dios esté ahora y siempre con todos nosotros.
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La victoria de la vida
Bastos Tigre*
¡Pobre de ti si piensas que serás vencido!/ Tu derrota es caso decidido./ Quieres vencer, pero como en ti no crees,/ Tu incredulidad te aplasta de una vez./ Si imaginas perder, perdido estás./ Quien no confía en sí, marcha para atrás;/ La fuerza que te impulsa hacia adelante/ Es la decisión afirmada en tu mente.
Muchas empresas se desmoronan en fracaso/ Aun antes del primer paso;/ Muchos cobardes han capitulado/ Antes de haber la lucha comenzado;/ Piensa con amplitud, y tus hazañas crecerán;/ Piensa con estrechez, e irás de prisa al suelo./ El querer es el poder que todo lo puede./ Es la decisión afirmada en tu mente./
Débil es aquel que débil se imagina;/ Mira a lo alto lo que a lo alto se destina;/ La confianza en sí mismo es la trayectoria/ Que lleva a las cimas de la Victoria./ No siempre el que más corre la meta alcanza,/ Ni más lejos el más fuerte el disco lanza,/ Pero el que, seguro de sí, va firme y hacia adelante,/ Con la decisión afirmada en su mente.
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* Ronda de la Caridad — Programa de la LBV creado en 1962, que integra la “Campaña Permanente de la LBV contra el Hambre”, realizada por la Institución desde la década de 1950, con la finalidad de amparar a los que viven en la calle y a las comunidades de bajos recursos, distribuyendo alimentos, ropas y calzados, orientando en cuanto a higiene, prestando los primeros auxilios y, principalmente, ofreciéndoles lecciones de vida, mediante oraciones ecuménicas y palabras de Solidaridad. La Ronda de la Caridad es uno de los innumerables programas humanitarios y socio-educativos emprendidos por la LBV.
* Bastos Tigre (1882-1957) — Entre otros destacados talentos, fue periodista, poeta, compositor, dramaturgo y publicitario.
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