El patrimonio de la Caridad
La Caridad es la fortaleza de Dios para las Almas y las relaciones cordiales entre las criaturas que firmemente desean la preservación de este mundo. Es una función espiritual y social, no solo un acto particular para socorrer apresuradamente al más cercano. Es una política dignificante, una planificación humanitaria, una estrategia, una logística de Dios, entendido como Amor, que nos ofrece para que haya sobrevivientes al egoísmo humano. La Caridad es la Fuerza Divina que nos mantiene en pie. Sabemos, y basta ir al diccionario, que Caridad es sinónimo de Amor. Por lo tanto, es respeto, solidaridad, compañerismo, ciudadanía sin crueldades. El mundo necesita cariño y Amor. Quien dice que no quiere ser amado está enfermo o miente, lo que, en el fondo, en este caso, es lo mismo. Puede tener la seguridad de que la persona está gritando en su interior: “¡Socorro! ¡Necesito ser amado! o, ¡necesito ser amada! ¡Pero no tengo coraje para decirlo! ¡Tengo vergüenza de reclamar, un poco, aunque sea, de la Fraternidad de mis hermanos humanos! ¡Pero, escuchen mi pedido desesperado y silencioso!”.
Como escribí en el libro Cómo Vencer el Sufrimiento, el Amor revela la Luz, y la Luz espanta la tiniebla. ¿Qué más queremos nosotros? El ser humano tiene carencia de Amor verdadero. Es lo que, en definitiva, muchos dirigentes de los pueblos necesitan entender. Gobierna bien aquel que gobierna el corazón. Exclaman algunos: “—¡Ah, yo no hablo de Caridad!”. Lamentablemente creen que solo se trata de dar una limosna a las apuradas al mendigo que los interpela. Ya están en falta cuando se irritan ante el necesitado, que en general es efecto y no causa. Deben reflexionar sobre esta máxima latina: “Hodie mihi; cras, tibi”. (Hoy, yo; mañana, usted). Es decir: ahora, el que pide es él; mañana, podremos ser nosotros. Lo peor es que algunos transfieren esa “incomodidad” a un sentimiento elevadísimo, que es la Caridad, que ellos no entienden muy bien, pero que se personifica en aquello que une las partes separadas de la sociedad mundial. En fin, la Caridad es la esperanza que se apoya en Dios.
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