Agenda global solidaria
Artículo publicado en la revista BUENA VOLUNTAD Desarrollo Sostenible, enviada a las Naciones Unidas en julio de 2016.
La Educación, la sostenibilidad y la Ciudadanía Planetaria como incentivo para el desarrollo social sostenible.
Mi saludo a los jefes de Estado, a las delegaciones y a todos los participantes en la Reunión de Alto Nivel del Consejo Económico y Social (ECOSOC) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2016, que propone el importante tema “Aplicación de la agenda para el desarrollo después de 2015: de los compromisos a los resultados”. A partir de ese enfoque pragmático, nuestra contribución a los debates solo podría ser con relación al indispensable papel de la Educación en la conquista de las audaces metas orientadas al avance y al bienestar de los pueblos, pues, conforme he reiterado desde hace algunas décadas, sin Educación e Instrucción no existe progreso.
Considerando las resoluciones de la 66a Conferencia del Departamento de Información Pública (DPI, sigla en inglés) de las Naciones Unidas, que se celebró del 30 de mayo al 1o de junio de 2016, en Gyeongju, Corea del Sur, cuyo punto central fue el tópico “Educación para la ciudadanía mundial: lograr juntos los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, recurro a algunos de mis pronunciamientos respecto a los principios de la Pedagogía del Afecto y de la Pedagogía del Ciudadano Ecuménico. Ambas componen la línea educativa que aplicamos, con éxito, en la red de enseñanza de la Legión de la Buena Voluntad (LBV) de Brasil y del exterior y en los programas socioeducativos que ella realiza. Mediante esa propuesta pedagógica, a la cual se alía una atención de excelencia, proporcionamos beneficios concretos a millones de personas y familias en situación de vulnerabilidad social ayudadas por la Institución. La LBV acumuló una vasta experiencia en el campo socioeducativo en el transcurso de 66 años de lucha “por un Brasil mejor y por una Humanidad más feliz”, como aclamaba su fundador, el periodista, conductor de radio y poeta Alziro Zarur (1914-1979).
La Educación con Espiritualidad Ecuménica
En el Manifiesto de la Buena Voluntad (1991), escribí que, intuitivamente, con sabiduría, asevera el propio pueblo, seguido por eminentes pensadores, entre los que se encuentra el filósofo griego Teócrito (320 a. C – 250 a. C.):
—Mientras hay vida hay esperanza.
El camino más acertado permanece en el área de la Educación con Espiritualidad Ecuménica, un paso al frente en el tercer milenio. A pesar de la insensibilidad de muchos, fue motivo de estas enérgicas palabras del notable Martin Luther King Jr. (1929-1968):
—Una de las grandes tragedias del hombre a lo largo del camino de la Historia ha sido su limitado interés por el prójimo, sea éste tribu, raza, clase o nación.
Por esto hay que orientar los esfuerzos mundiales, empleándolos a las tareas de rescate de la gran parte menos favorecida del planeta, poniendo, así, los valores de la sociedad en el debido orden y haciendo que la marcha del desarrollo económico se dirija en pro del ser humano, por cuanto el ser viviente es la generatriz del progreso, a pesar de la tecnología. De lo contrario, los gobiernos podrán desviarse de su propósito de gobernar para sus pueblos. El viejo Gandhi (1869-1948) concluyó que
—una civilización se juzga por el tratamiento que le da a las minorías.
Y ahí, en la indiferencia de muchos con los otros reside su debilidad, si nada hicieran para cambiar el rumbo de los hechos, para lo que es también necesario que paren de culpar a Dios y a Sus mandamientos por los tropiezos que dan. Actualísimo, por lo tanto, este aforismo del escritor latino Publilius Syrius (85 a. C. – 43 a. C.):
—Quien haya naufragado dos veces no le puede echar la culpa al mar.
La sostenibilidad basada en la Fraternidad Ecuménica y en la Reeducación
En cuanto a la gestión de los recursos que disponemos, el mundo entero habla de sostenibilidad. No obstante, esa condición está fundamentada ¿en qué? En general, en un pensamiento económico que sobrevive por la avidez. Y va liquidando a los seres humanos no solo por fuerza del desempleo y del hambre en varias regiones del planeta, sino también por la falta de instrucción. Y ésta, muchas veces, niega la mejor perspectiva a la juventud y hasta a individuos en la edad adulta. No obstante, existe, por todos lados, el empeño de personas decididas a corregir tal situación, que impide el crecimiento sostenible de innumerables países. Y no basta instruir y educar. Se hace imprescindible reeducar y ecuménicamente espiritualizar a las naciones, haciendo que vean más allá del intelecto.
La profesora, periodista, poetisa y filántropa brasileña Anália Franco (1853-1919), que fundó setenta escuelas, albergues para niños huérfanos, además de una importante institución de ayuda a las mujeres, defendió, en su heroica trayectoria, la necesidad urgente de valerse de la educación como herramienta sostenible de progreso y empoderamiento de las personas:
—La verdadera caridad no es acoger al desprotegido, sino promover su capacidad de liberarse.
Reitero que esa libertad no vendrá solo por intermedio del fomento del estudio técnico, porque no es suficientemente capaz de extirpar actos de barbarie, que continúan en escalada vertiginosa en el mundo. De ahí es primordial iluminar los corazones, trasmitiéndoles el significado de la Fraternidad, de la Caridad, de la Generosidad, de la Honestidad, del Amor, de la Justicia, de la Verdad, y así en adelante. Zarur advertía que no basta
—formar un buen médico, un buen abogado, un buen ingeniero, porque es necesario que se prepare un médico bueno, un abogado bueno, un ingeniero bueno (...).
Con esto, se puede notar que, en diversos lugares donde la economía se hizo más fuerte, después de cierto tiempo, por ausencia de una mayor inversión en los principios espirituales y éticos, la violencia, que disminuyera, resurge, originada tantas veces por la indiferencia contra los que tienen menos en sus fronteras o fuera de ellas. Por esto se originan muchos conflictos internacionales. ¿Por qué? Porque faltó no solamente la enseñanza, sino mucho más: la Reeducación, que es sumar a los contenidos formales la sabiduría universal del Alma.
El 10 de octubre de 1981 concedí una entrevista al inolvidable periodista italiano radicado en Brasil Paulo Rappoccio Parisi (19212016), en la que me manifesté sobre la esencial necesidad de unir al razonamiento intelectual la sabiduría que se origina en los corazones. Sí, porque también existe la inteligencia del sentimiento *1, de la emoción y sobre todo, la espiritual.
La preparación eficaz y la Ciudadanía Planetaria
Ya que mencioné aquí la necesidad imperiosa de capacitar el corazón y la mente*2 de las nuevas generaciones para enfrentar una realidad repleta de desafíos, creí oportuno compartir este fragmento de mi obra É Urgente Reeducar! (¡Es Urgente Reeducar!), de la Editorial Elevação, 2010:
El Espíritu tiene un lugar preponderante en nuestra lid. Sin embargo, en la preparación de jóvenes y adultos para la subsistencia en este mundo material de una tecnología jamás vista —y paradójicamente en los días de hoy, tan inestable para los que se esfuerzan en su propio futuro—, debemos tener en la más alta consideración que los estudiantes tienen que ser calificados con eficiencia para la exigente demanda del actual mercado de trabajo, tan competitivo. Y es más: de tal manera que no persigan un camino en que la profesión para la cual se prepararon no exista más al finalizar el curso. Es esencial, pues, que reciban una formación eficaz para que sean valientes y emprendedores, de modo que puedan vencer los acontecimientos que sobrevienen en cualquier instante, que desafían a la sociedad, asustando a las multitudes.
Por lo tanto, no valdrán para nada —que lo digamos— planificaciones audaces si no hay alguien debidamente instruido para llevarlas a cabo.
Por esa razón, urge enseñar a todos el significado de la Ciudadanía del Espíritu, sin lo que la convivencia en sociedad será incompleta. Y esto solo se modificará con la promoción de una conciencia más elevada, educando a los pueblos integralmente, a partir de los principios del Amor, de la Cooperación, del Entendimiento, de la Verdad y de la Justicia.
Acerca del relevante papel concerniente a los actores políticos y sociales, así como a los que creen en los nobles ideales inherentes a la democracia, el pensador político e historiador francés Alexis de Tocqueville (1805-1859), en su obra La Democracia en América, hizo la siguiente ponderación:
—Es necesario que todos los que se interesan en el porvenir de las sociedades democráticas se unan y, de común acuerdo, hagan continuos esfuerzos para extender en el seno mismo de estas sociedades el placer de lo infinito, el sentimiento de lo grande y el amor a los placeres inmateriales.
La defensa pionera de la LBV por una Ciudadanía Planetaria tiene como fin el desarrollo del potencial pleno de los seres humanos en todas sus dimensiones, es decir, espíritu-biopsicosocial. Por lo tanto, unir la ciudadanía política a la Ciudadanía del Espíritu es propiciar el surgimiento de la Ciudadanía Planetaria, Global, cuya base es la Generosidad, la Solidaridad, teniendo los valores espirituales como sustentáculo.
Los nuevos tiempos solidarios globales
En esa época, esperada por tantos misioneros y activistas valerosos, la Humanidad habrá entendido que de nada servirá ilustrar la mente si el corazón es olvidado y que es un completo delirio desear el progreso de la sociedad, si los principios de la confianza y del respeto fueran avis rara en las relaciones interpersonales. Es necesario también comprometer, con el Bien Universal, a los corazones.
Dijo Jesús:
– ¿De qué le vale al hombre conquistar el mundo entero y perder la propia Alma? (Evangelio del Cristo, según San Marcos, 8:36).
Fundamental y sabia la reflexión del Rabí de Galilea, ya que no anhelamos recorrer caminos equivocados, que inevitablemente resultarán en un retroceso, pues una vez más habremos menospreciado el conocimiento del Espíritu, que no está sometido a la religión o a la irreligión de quien quiera que sea. De ahí es el lema de la LBV, proclamado desde hace tiempo, promover el Desarrollo Social y Sostenible, Educación y Cultura, Arte y Deporte, con Espiritualidad Ecuménica, para que haya Conciencia Socioambiental, Alimentación, Seguridad, Salud y Trabajo para todos, en el despertar del Ciudadano Planetario.
Y aquí refuerzo la expresión Espiritualidad Ecuménica, por cuanto esta es la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende al campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno.
Ahora bien, que las más elevadas aspiraciones, que llevamos en nuestro interior esclarecido, puedan expandir los horizontes del pensamiento y logren, con espíritu de iniciativa y con creatividad, enfrentar los graves desafíos mundiales de nuestro tiempo, traduciéndose en resultados efectivos que beneficien a toda la Humanidad, que, unida, insiste en sobrevivir a las más tormentosas situaciones.
________________________________________________________
*1 Inteligencia del sentimiento: En un artículo del 6 de marzo de 1997, después de visitar el Centro Comunitario de Asistencia Social Alziro Zarur, conocido también como Templo del Niño y de la Naturaleza, en la ciudad de Glorinha, Rio Grande do Sul, Brasil, Léo Gerchmann, periodista de Folha de S.Paulo, declaró: “Antes de que la inteligencia emocional se convirtiera en una tendencia pedagógica mundial, la LBV ya tenía este parámetro en la Educación. La inteligencia emocional es la potencialidad de las personas para lidiar con sus emociones, que es diferente del CI (Coeficiente Intelectual). ‘Nuestro lema es educar, priorizar la Cultura, la Espiritualidad, la inteligencia del cerebro y la del corazón’, definió el administrador del Hogar, Humberto Cassuriaga. En las clases para el refuerzo escolar, los niños reciben el complemento a sus clases regulares, de acuerdo con sus deficiencias”.
*2 Mente y Corazón: Al referirse a esos términos, el autor explicó, en otras oportunidades, el uso que hace de ellos: “Hablar de mente y corazón surge por la necesidad de evidenciar un simbolismo esencial para aclarar lo que les presento, de modo que estén nítidamente expresadas dos de las condiciones más importantes del Alma: pensar y sentir, o, en el orden moral más perfecto, sentir y pensar. Yo podría exponer que, siendo la mente el contacto principal del Espíritu con el cuerpo, en ella estaría el centro del pensar y del sentir (amar)”.
Los comentarios no representan la opinión de este site y son de responsabilidad exclusiva de sus autores. No se permite la publicación de materiales inadecuados que violen la moral, las buenas costumbres y/o los derechos de terceros. Más información en Preguntas frecuentes.