La Interminable Esperanza
Hay quienes dicen que “la Esperanza es lo último que muere”. Pero nosotros, en la Religión del Tercer Milenio, ratificamos, con elocuencia, que ¡la Esperanza no se extingue jamás, porque es Jesús, el Cristo Ecuménico, el Sublime Estadista!
Conforme a lo que registré en el tercer volumen de las Sagradas Directrices Espirituales de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo (1991):
La existencia de la Religión del Amor Universal es la manifestación de la creencia invencible en días mejores, plenos de dignidad para el Espíritu Eterno del ser humano. (...) ¿Desistir del Bien a causa de las adversidades? ¿Por qué? Dejemos las amarguras a un costado, tiremos nuestros complejos a la basura. Si quienes nos antecedieron, y vencieron las peores dificultades que siempre se presentan desafiantes en el camino del progreso, hubiesen capitulado, ¡¿a dónde estaríamos?! En la época de las cavernas. Por ello, no nos desmoronemos. Por el contrario, nuestro deber es no tirar la toalla. De ese modo, los hechos realmente cambian y el milagro que desea se concretiza en un instante: el del trabajo, alimentado por la Fe que Realiza.
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