Milagros socioespirituales de Jesús
Siendo el Supremo Gobernante del planeta Tierra, Jesús, en Su Primera Venida Visible a este planeta, realizó también verdaderos milagros socioespirituales. Amplió nuestra mirada sobre la Religión, que, además de amparar espiritualmente, igualmente es, todo el tiempo que sea necesario, Altruismo, Solidaridad, Generosidad: “auxiliar a las viudas”, proporcionando protección social; “amparar a los huérfanos”, garantizándoles educación y desarrollo social, de modo que les asegure un futuro ético y consecuentemente digno; “vestir a los desnudos y alimentar a los hambrientos”, proporcionándoles trabajo honesto, para la obtención de su sustento; “curar a los enfermos”, dándoles acceso a hospitales de calidad y médicos preparados, no sólo en la técnica, como también en el sentimiento; “visitar a los encarcelados”, ofreciéndoles la atención necesaria, de modo que tengan la oportunidad de renovación, reequilibrio y reintegración con autonomía en la sociedad; “expulsar a los demonios (los obsesores o espíritus ignorantes)”; y, además de las providencias espirituales, abrir nuevas perspectivas delante de la materia, para las ciencias que cuidan de la mente humana (Evangelio, según San Mateo, 10:8 y 25:35 y 36; San Marcos, 1:21 al 28; San Lucas, 8:26 al 35; y Epístola de Santiago Apóstol, 1:27).
¿Cómo podemos llamar a eso, sino Política Espiritual Solidaria? Se trata de una política de verdadera Paz. Es la auténtica Política de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo: para la Esencia Eterna del ser humano, con las mejores consecuencias para los pueblos, cuando se liberan de los odios religiosos e ideológicos.
En Cristo reside, pues, la Clave, porque Él nos enseñó a amar, y el Amor es la más inteligente expresión de nuestra Alma, a fin de promover la cura social de las naciones. Sin embargo, la citada clave, “para los que tienen ojos para ver y oídos para oír” *, se inicia por el Espíritu, ya que todo parte de Dios, comprendido como Amor o Caridad. El Padre Celestial es justamente Espíritu, según lo explicó Jesús a la samaritana, junto al Pozo de Jacob (Evangelio, según San Juan, 4:24).
Sin embargo, es forzoso no olvidarse de que la reforma de lo social viene por lo espiritual. Por eso estudiamos la consecuencia de las curas espirituales de Jesús sobre el campo social activo. La comprensión de esto, mis queridos jóvenes de cuerpo y de Espíritu, es una intensa revolución, que se devela en el horizonte del mundo.
Jamás menosprecien esa sugerencia. La práctica de esa conciencia sublime y divina emoción, aliadas a la verdadera Justicia, no la que se hace con las propias manos, se constituye en la Política más eficaz que el ser humano puede ejercer. El tiempo mostrará a los pesimistas.
Jesús y Su amparo universal
Es imprescindible subrayar que los milagros socioespirituales promovidos por Jesús desde la fundación del mundo, pasando por Su convivencia visible en el planeta, hasta los días actuales y para siempre no se restringen a ninguna tradición espiritual terrena. El Amigo Celestial, siempre inspirado por Dios, se sitúa por encima de todas las diferencias religiosas. Nada Le impidió practicar la Caridad, ni siquiera las convenciones culturales de la época en Su paso por la Tierra, demostrando, por ejemplo, que era lícito hacer el Bien el día de sábado (Evangelio, según San Mateo, 12:12). Basta recordar lo que declaró San Pedro Apóstol en la visita que hizo al centurión Cornelio:
34 Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: —En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas,
35 sino que en toda nación se agrada del que Lo teme y hace justicia.
36 Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el Evangelio de la Paz por medio de Jesucristo; éste es el Señor de todos. (Hecho de los Apóstoles, 10:34 al 36).
Siendo Jesús el modelo exaltado de la Fraternidad Ecuménica, es decir, universal, posee sintonía con todas las creencias del mundo. Ahora bien, las diferentes Religiones no son opuestas, sino complementarias. Lo mismo ocurre con la Ciencia, la Filosofía, la Política, el Arte, el Deporte, etc. entre sí.
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*A los que tienen “ojos para ver y oídos para oír”: En el Sagrado Corán, versículo 12 de la Sura 32 “Al-Sajdah” (La postración).
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