Jesús es más grande de lo que pensamos
Suelo afirmar que el Padre Celestial desaprueba cualquier manifestación de odio en Su Santo Nombre. Desgraciadamente, muchas veces hemos visto irrumpir esa separación intolerante, cuyo provecho jamás es del agrado de Dios, que es Amor (Primera Epístola de San Juan, 4:8). Por eso, también abordo este tema en mi obra Jesus, o Profeta Divino [Jesús, el Profeta Divino] (2011), en el capítulo “La desectarización del Cristianismo”. Hay que aclarar que no se trata de crear otro cristianismo. En realidad, se trata de devolver al Cristo, justo y compasivo, lo que es del Cristo, como propuso el periodista, conductor de radio y poeta, Alziro Zarur (1914-1979). Por lo tanto, es de esta manera integral que entendemos al Jesús Ecuménico y Sus enseñanzas redentoras, es decir, por encima de idiosincrasias o atavismos groseros. Un Jesús sin cadenas.
El Cristo liberado de prejuicios y tabúes ofrece Su Divina Amistad igualmente a los Hermanos ateos, que también son hijos de Dios.
Jesús vino a este planeta y se sacrificó por Amor a la Humanidad. Aquí está nuestra fraterna y cordial invitación para que todos conozcamos al Cristianismo del Cristo y participemos de él.
Jesús es más grande de lo que pensamos.
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