Superar las crisis
Solo hay una respuesta para la dificultad: superarla valientemente. Lo que nos hace vencedores o derrotados es nuestro estado de espíritu. ¡Cuántas cárceles y torturas padecieron los adeptos de Jesús, en el marco del inicio del Cristianismo! Sin embargo, con esto, guardadas las excepciones de costumbre, ellos se fortalecían cada vez más.
La historia registra: Benito Juárez (1806-1872), uno de los personajes centrales en la unificación mexicana, luchó para integrar la población indígena y mestiza a la vida nacional y defendió los intereses de las clases pobres. A fin de motivar al pueblo contra las tropas francesas de Napoleón III (1808-1873) —enviadas en apoyo al monarca del segundo Imperio de México, Maximiliano I (1832-1867)—, que pretendían el dominio total de su país, declaró aquel que sería el primer indígena en presidirlo: “Por nuestra terquedad en no dejarnos subyugar, ya pelean sin porvenir, sin esperanza de ganar... el que no espera vencer, ya está vencido”.
Vale aquí otra oportuna reflexión del respetado clínico y político brasileño Dr. Adolfo Bezerra de Menezes Cavalcanti (Espíritu): “Los graneros de los seres de Buena Voluntad son abastecidos en plenitud por el proceso de conexión interior de las criaturas con el Creador, sobre todo por la Oración y por la Vigilancia. Por lo tanto, mientras más proclamamos el Reino de Dios, seguramente los silos de la Eternidad auxiliarán las alacenas del Espíritu encarnado. La Ley de Causa y Efecto permanece siempre en plena actividad, a pesar de la distracción humana en cuanto a la Perfecta Justicia de las Leyes Divinas. Pensemos y repensemos constantemente sobre la Estrategia de Dios acerca de nuestras vidas. Cada esfuerzo realizado, sin duda, es una lucha útil en favor de la victoria”.
¡Exacto, Dr. Bezerra! Estoy plenamente de acuerdo con el ilustre Benefactor Espiritual, a quien todavía hoy le dicen cariñosamente “el Médico de los Pobres”.
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