Razón y Seducción
Alziro Zarur (1914-1979), recordado fundador de la Legión de la Buena Voluntad, acostumbraba decir en sus prédicas: "alcanzar el equilibrio es la meta suprema”, y concluía: "el Bien nunca será vencido por el mal”. Ahora bien, para no ser alcanzado por el mal, el pecado, la frustración o como quiera llamarlo, el Ser Humano debe tener Buena Voluntad, lo que quiere decir: conservar, al lado de un marcado buen sentido, una firme voluntad. Será, pues, aquel que cultiva el equilibrio, por peor que sea la tempestad, quien sabe aquello que realmente es, visto que ilumina su camino en la Verdad (de Dios) y no niega de antemano lo que puede existir. Sabe porque sabe, esto es, porque aprende humildemente, sin considerarse dueño de la Verdad. Ya el falto de ánimo, que se deja arrastrar por los otros, o por la apariencia de los hechos, cree en lo que las personas en quienes confía le dijeron que crea... Así lo hace porque le agradan esas personas y algunas cosas a las que se acostumbró, y cree no poder vivir sin ellas... Este es el prisionero de las convenciones, el "maría-va-con-las-otras”. Aquí entra el sentimentalismo censurado por R. H. Blyth (escritor citado por José J. Veiga) como aquello que "es dar a las cosas más ternura de la que Dios les da”. Traduciendo en lenguaje simple, es ser "más realista que el rey”. Resumiendo: el primero, el de la Voluntad Buena, se guía por la razón iluminada por Dios; el segundo, el de voluntad negligente y que no conoció la verdadera iniciación espiritual, se deja dominar por la seducción, es un triste esclavo del miedo.
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