El peligro es real

Arquivo LBV

Papa Juan Pablo II

El riesgo de una Tercera Guerra Mundial no es ilusorio. La paz casi no ha pasado de ser una figura retórica. A lo largo de la historia humana, los períodos en que prevaleció la paz fueron ínfimos. Si es que hubo verdadera paz en este mundo... Solamente ha logrado habitar en el Alma de algunos bienaventurados. (…) Por esto, con seguridad, advirtió el papa Juan Pablo II (1920-2005), en una memorable alocución, en la década de 1980, que “el peligro es real”.

Voltaire

La armonía entre religiosos es lo primero que debe lograrse. La paz de conciencia de los seres terrenales, generada por una nueva postura universalista, ecuménica, por lo tanto altamente fraterna, propicia la paz social, la paz entre las instituciones y la deseada paz mundial, bajo la protección del Padre celestial, el mayor diplomático de la historia de este Planeta, a pesar de nuestro recurrente mal uso del libre albedrío. Para los que se ríen de esa realidad, he aquí un pequeño recuerdo del escéptico Voltaire (1694-1778): “Si Dios no existiera, necesitaría ser inventado”.

John Kennedy y la paz

John Kennedy

Muchas naciones no están directamente involucradas en los conflictos armados que flagelan este planeta, pero todas sufren la opresión del miedo o de la miseria, por la violencia de los armamentos nuevos o por el desvío masivo de presupuesto para la industria de la muerte, en perjuicio de la instrucción, educación, espiritualización, alimentación y salud para los pueblos. Por lo tanto, la guerra nos afecta a todos, en estos tiempos de comunicación veloz y de tormentas de información, que amenazan hacer cortocircuito en los cerebros, con sus rayos y tempestades. Es por eso que incluyo en esta conversación con Ustedes el pensamiento de John Kennedy (1917-1963): “Solo las armas no bastan para preservar la paz. Ésta debe ser protegida por los hombres (...). La mera ausencia de guerra no es paz”.

La Tierra solo conocerá la paz cuando viva el amor espiritual y sepa reconocer la verdad divina. Pero, la divina verdad de un Dios que es Amor. No la de un ser brutal y vengativo, inventado por los desatinos humanos.

Para edificar la Paz

En la revista Globalización del Amor Fraterno (en español, alemán, esperanto, francés, inglés, italiano y portugués), entregada por la Legión de la Buena Voluntad a jefes de Estado y demás delegaciones presentes en el High-Level Segment 2007, en la sede de la ONU, en Ginebra, Suiza, publiqué, de mi libro Reflexiones del Alma, un notable fragmento extraído del Preámbulo de la Constitución de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), aprobada el 16 de noviembre de 1945, por considerar que otro camino para la Humanidad será el de la destrucción: “Puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres, es en la mente de los hombres donde deben erigirse los baluartes de la Paz”.

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Es esencial destacar las propuestas y acciones de real entendimiento. Pues un camino diferente para los pueblos será el del remedio amargo.

Por esto, no perdamos la esperanza. Perseveremos trabajando por un Brasil mejor y por una Humanidad más feliz. He aquí el camino de la victoria. Y no se trata de un argumento ingenuo.

José de Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), es escritor, periodista, conductor de radio, compositor y poeta brasileño. Además, es miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués). Afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). Integra también la Academia de Letras de Brasil Central. Es un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”.