Almas libres en Dios
Mis Amigos y mis Hermanos, la bandera que nos inspira es predicar la Palabra de Dios, no la nuestra, porque las almas están sedientas del conocimiento de las cosas divinas. Suelo decir aquí que si los gobiernos del mundo entero, en un acto milagroso, resolvieran todos los problemas sociales de sus pueblos, las masas continuarían insatisfechas, porque no somos solamente cerebro, estómago, sexo; sino, algo más, mucho más, ¡somos Espíritu! Y este tiene aspiraciones situadas más allá de las del cuerpo. Somos también sentimiento refinado, deseos de descubrir nuevos campos, nuevas eras, nuevas dimensiones. Somos almas libres en Dios y no admitimos cadenas. Amamos la libertad y con certeza la conquistaremos a medida que la respetemos, contribuyendo al bien de nuestros semejantes con la construcción de una Sociedad Solidaria realmente.
A propósito, hace muchos años llegué a afirmar, refiriéndome a la Democracia, que ella es el régimen de la responsabilidad. Su sentido más elevado se encuentra en el Evangelio de Jesús, la Buena Nueva del Divino Conductor del Planeta Tierra. Podríamos decir: su Coautor. Dios es el Origen de todo el Bien, de una forma que nos cabe analizar minuciosamente, de manera que sepamos, en Espacio y Tiempo Divinos, disfrutar Su Sabiduría, magnificencia que abarca el Universo. Jesús es UNO con Él. Podemos dar testimonio de Su excelsa influencia en el surgimiento de este orbe que habitamos, en el relato de Juan, el Evangelio Iniciático, versículos 1 a 3. Allí comprobamos cómo Jesús formó este cuerpo celeste, que es nuestra morada común, y cómo su misericordia permite que vivamos en él. Sin embargo, ingratamente lo maltratamos, como lo hacemos también por ejemplo, con el agua, sin la cual no podemos vivir. Con negligencia, continuamos profanándola, como si quisiéramos decretar, nosotros mismos, nuestra muerte colectiva.
¿Qué va a suceder al final?
El precioso líquido en forma potable ha de convertirse, por su rareza causada por la locura humana, en otro grave factor de guerra.
No obstante, nada temamos. Sirvamos al Creador por intermedio de Sus criaturas. ¡¿Por qué?! Porque, como revela Juan en el versículo 4 del capítulo primero, refiriéndose a Jesús, que es UNO con el Padre:
― En Él está la vida, y la vida es la Luz del mundo.
¿Y qué sucede cuando la Luz se presenta?
El versículo 5 del mismo capítulo del Evangelio responde:
― La Luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no pueden prevalecer contra ella.
Repetimos que estamos seguros en la divina seguridad de las seguras manos de Jesús.
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