La gran familia Humanidad
Aunque la realidad contemporánea nos ofrezca un panorama de violencia doméstica; un número cada vez mayor de jóvenes involucrándose con drogas; el descubrimiento de la sexualidad por los niños saltando etapas importantes en su formación psicológica; en dirección contraria a estos tristes hechos, investigaciones también relatan que hasta aún “los más modernos”, en el momento en que “a porca torce o rabo” (la situación se pone difícil), van a buscar ayuda en la casa de la mamá o de la abuelita...
Respeto la opinión de los que señalan como verdadera la falta de la familia. Pero cuestiono el razonamiento que afirma que su valor en el fortalecimiento de la sociedad, llegó al fin. Ya que ella no existe sin la familia. Y ninguna transformación en la Tierra ha sido pacífica.
En 1984, en el 9º Congreso de la Juventud Legionaria de la LBV, declaré que: en un mundo constantemente amenazado por el salvajismo, conviene recordar que, por la caída de las barreras de espacio y tiempo, cuanto más anuncian su fin, la familia crece y pasa a llamarse Humanidad. No estamos en el siglo de la bomba de hidrógeno, ni protegidos de nada, aunque les suceda a los antípodas... En un período de profundos cambios, todos necesitan ayuda. El “bloque del yo solo” dejará de ser una oportunidad por la globalización, a pesar de los muchos análisis contradictorios hechos sobre ella. No son solo los videntes de fin de año los que se equivocan... Los analistas de los hechos sociales, políticos y económicos también. La falta creciente del buen sentido en el mundo forzará al ser humano, por intensa necesidad, a restaurar la familia, la familia universal, la Humanidad, aun con algunas ovejas descarriadas.…
¿Y la familia? ¡Sobrevive!
¿La familia se está acabando? No. Está evolucionando como es natural. Y dentro de toda la confusión de este cambio de milenio, por más increíble que parezca a los impacientes, ella está, aunque dando tumbos y con dificultades, en la búsqueda de Algo, que un día descubrirá que es Dios —con un nombre o sin nombre—, que es Amor, sin el cual la persona no puede subsistir dignamente, por lo tanto, queriéndolo o no, forma parte de Él. Expresó San Pablo Apóstol, en la Segunda Epístola a los Corintios, 6:16: —“Vosotros sois el Templo del Dios vivo”.
Sin golpe en el cráneo
Y continué: Nada sobrevive sin Amor. Un día, llegaremos a esa feliz comprensión. El cambio de las costumbres es un procedimiento más antiguo de lo que muchas personas piensan... Está causando desconcierto, porque su rapidez aumentó bastante y la prensa ahí está, en plena acción. Vean bien lo remoto que es el proceso: cuando un primate cualquiera resolvió no usar más un golpe en el cráneo para seducir a su elegida, con seguridad algunos de aquel tiempo temieron “tamaño absurdo”: “Eso es un peligro, ¿dónde está el respeto? De esa manera la familia está predestinada al más triste fin”.
Y no fue nada de eso... Lo que sucedía era efecto de la evolución. Al final, la mujer no es caza. La familia solo acabaría en el caso que no hubiera Amor. Y éste no termina jamás, puesto que es para el espíritu como el oxígeno para el cuerpo.
La opinión de Fernanda
Me gusta citar el ejemplo de la gran actriz Fernanda Montenegro, cuando en un programa de TV le preguntaron: “¿Usted encuentra que el teatro se está acabando?”. Con delicadeza respondió: “El teatro es como la familia; desde pequeña oigo hablar que ella se acabará, y ella continúa ahí”.
Con seguridad, querida Fernanda: la familia evolucionó, pero no morirá nunca. El Amor, si es auténtico, ¡siempre vence! Puede demorar, pero triunfa, también porque tenemos varias existencias que se van complementando hasta nuestra integración total en Dios, que es –como con insistencia repetimos– justamente Amor (Primera Epístola de San Juan, 4:8). En una época de tanta amargura, es vital que se crea más en él. En períodos de intensas reformas, generalmente se peca por la exageración. Ahí entonces es que el Amor se vuelve imprescindible. Cuando hay sequía, suplicamos por la lluvia.
Actualmente, la violencia alcanzó niveles absurdos. Sin embargo, vendrá la época de equilibrio. Todo exceso cansa, aburre y se elimina. Cuanto más se estira un elástico, con más fuerza vuelve por el impacto del estiramiento que tuvo. Y puede alcanzar, con ímpetu, la cara de quien lo estiró. Es conclusión de la Física. La Tercera Ley de Newton, plenamente en vigor.
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