Dependencia virtual
Si existe algo que podemos denominar revolución dinámica — que no solamente inaugura una nueva etapa en el desarrollo de la sociedad, sino que también se renueva permanentemente — es la tecnología. Lo que hoy es lanzado al mercado como de última generación, pronto quedará en desuso.
Los constantes avances cibernéticos están desencadenando mejorías en varios campos de actuación humana. Internet es uno de los pilares de ese sistema sin fin, y cada vez más personas tienen acceso al mundo virtual.
Universo seductor
La búsqueda por el saber, por el entretenimiento (juegos, charla y redes sociales), las comodidades (como realizar movimientos financieros en el confort de su casa), oficina o lan house (similar al cyber), en apenas un click, son algunos de los beneficios que propicia la red mundial de computadoras. Asistimos a un mundo en el que los recursos de Internet son usados incluso para la aceleración de cambios gubernamentales. Sin embargo, la utilización de esos medios sin un criterio adecuado puede provocar inmensos prejuicios. Uno de ellos es lo que los especialistas llaman “ciberadicción”. Se trata de internautas con compulsión o dependencia a Internet. Los estudiosos la consideran una de las más graves enfermedades psíquicas de la actualidad. El internauta compulsivo tiene propensión a desarrollar enfermedades, como trombosis venal profunda, ansiedad, depresión y obesidad. Sin contar los funestos resultados de los que no logran liberarse de la tela virtual en el campo afectivo, familiar y profesional.
Son peligros a los que todos están expuestos, en particular los adolescentes. Los jóvenes se encuentran en una fase de descubrimiento de la propia identidad. Muchos buscan en las redes sociales su “grupo” y, al trasponer el límite de la autoafirmación, se vinculan con la dependencia digital, resumiendo su vida al seductor universo virtual.
Tratamiento
De acuerdo con los especialistas, en la mayoría de los casos, la cura se resume en el alejamiento del ciberaditco del contacto con la computadora, creando nuevos y placenteros hábitos. Para muchos psicólogos, no obstante, no basta con prohibir, ya que, de acuerdo con el grado de dependencia, esta adicción puede ser cambiada por el consumo de drogas. Situaciones así requieren un psicoterapeuta profesional habilitado, que ayudará el paciente a encontrar las razones que lo llevaron a la adicción y buscar alternativas para la solución del problema.
En Brasil, el Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo es una de las instituciones que desarrollan tratamiento para esa enfermedad. Otras informaciones pueden ser obtenidas por el site www.dependenciadeinternet.com.br.
No despreciemos también los recursos de la oración. La oración sincera de quien desea curarse, o de aquel que quiere ayudar a quien lo precisa, puede producir verdaderos milagros. Jesús, en Su Evangelio según San Mateo, 7:7 a 11, nos ratifica esa esperanza: “— Pedid y Dios os dará. Dios no es indiferente ni a la muerte de un pajarito. Si tu hijo te pide un pan, ¿tú le das una piedra? Si tu hijo te pide un pez, ¿tú le das una serpiente? Ahora, si tú, que eres malo, sabes dar buenas cosas a tu hijo, ¿qué es que lo que no dará el Padre que está en el Cielo?”.
Todos anhelamos el progreso. Usémoslo realmente a favor de la Humanidad.
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