Venciendo las diferencias
El 25 de junio marca la adopción por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) de la Declaración y Programa de Acción de Viena (1993). Consta allí, entre sus 100 tópicos, que “la Conferencia Mundial de Derechos Humanos considera que la educación, la capacitación y la información pública en materia de derechos humanos son indispensables para establecer y promover relaciones estables y armoniosas entre las comunidades y para fomentar la comprensión mutua, la tolerancia y la paz”.
Sabemos que falta mucho por hacer, para ver integralmente cumplidos todos los objetivos de ese memorable documento. De ahí, mi empeño de presentar también, nuestra modesta colaboración.
Además, con lo relacionado al entendimiento general de los pueblos y las naciones, como escribí en mi libro Reflexiones y Pensamientos — Dialéctica de la Buena Voluntad (1987) y anteriormente en el Jornal da LBV (enero de 1984): (...) cuando hablamos sobre la unión de todos por el bien de todos, algunos pueden atemorizarse, pensando en la capitulación de sus puntos de vista sobre la aburrida llanura de una unión despersonalizada, el automatismo humano deplorable. Sin embargo, no se trata de ello. En la Democracia, todos tienen el deber (mucho más que el derecho) de —honestamente (requisito básico) y con espíritu de tolerancia— enunciar sus ideales, su manera de ver las cosas. Pero, nadie tiene el derecho de odiar con el pretexto de pensar diferente; ni de vivir intimidado, por el mismo motivo. Decía Gandhi (1869-1948) que “la divergencia de opinión no es motivo para la hostilidad”. Y fue por creer en eso que, con certeza, el Mahatma se convirtió en el personaje principal de la independencia de su pueblo.
Es también del sabio indio esta notable afirmación, relativa a la necesidad de fomentar la Cultura de Paz en los corazones, para vencer las animosidades entre los diferentes: “Que sus pensamientos sean positivos, porque ellos se transformarán en palabras. Que sus palabras sean positivas, porque ellas se transformarán en acciones. Que sus acciones sean positivas, porque ellas se transformarán en valores. Que sus valores sean positivos, porque ellos determinarán su destino”.
Aunque diferentes
Destino trae a la mente el fulgor de los niños en los cuales pensamos, al empeñarnos en llevarles una cultura de Paz por medio de la educación básica aliada al afecto. Y les presento en esta ocasión, el resultado de ese esfuerzo, cuando es bien hecho, con las palabras de un Soldadito de Dios (cariñosa manera de referirnos a los niños, en la LBV), que estaba creciendo bajo el amparo de las alas de la Pedagogía del Afecto, bandera de vanguardia de nuestra labor legionaria. Letícia Tonin tenía 7 años cuando dijo: “El Amor es mayor que todo, aunque las personas sean diferentes”.
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