Siete caras que revelan a Dios
El 21 de octubre, hace 32 años, tuve la honra de inaugurar con la indispensable ayuda del pueblo, en Brasília/DF, el Templo de la Buena Voluntad (TBV).
Desde que abrió sus puertas el TBV es, según datos oficiales de la Secretaría de Estado de Turismo del Distrito Federal (SETUR), el lugar más visitado de la capital del país.
En un artículo que escribí para Folha de S.Paulo, el 9 de agosto de 1987, describí el espíritu que orienta a la Pirámide de las Siete Caras:
La construcción del Templo de la Buena Voluntad, con un solo altar y un trono exclusivamente dedicados al Señor Dios, tiene como supremo objetivo reunir a todas las criaturas, sean cuales fueran sus creencias o escepticismos (el ateo también es hijo de Dios), conduciéndolas a la Unidad de la Fe que Realiza basada en el Ecumenismo Sin Restricción. La Fe que Realiza es aquella que se opone a la ociosa, egoísta. (...) Reveló Jesús a la samaritana, junto al Pozo de Jacob: “Dios es Espíritu” y, por eso, “en breve no será más adorado en templos de piedra hechos por la mano del hombre”. Por ser Espíritu, “Él busca, para Sus adoradores, aquellos que Lo adoren en Espíritu y Verdad”. El TBV es pues, la etapa intermedia entre los templos de piedra y la época tan esperada en que los hombres no necesitarán más templos materiales para orar a Dios. Natura non facit saltum. Por ser una etapa transitoria, se aplican a ellos estas palabras inspiradas en la enseñanza del Cristo Planetario: “En este Templo hasta las piedras clamarán que Dios es Espíritu e implica que sea adorado en Espíritu y Verdad”.
Corresponde decir que en los tiempos venideros evolucionará la concepción restrictiva de adorar a Dios solo bajo techos materiales. Los templos por más loables que sean, no serán esenciales.
Curiosamente en esa era ideal, su frecuencia será la más gloriosa de todos los tiempos de la Humanidad, porque los hombres habrán entendido que tienen a Dios dentro de sí mismos. Nadie más se atreverá a frecuentarlos como quien va a una desechable obligación social, a un picnic, a un desfile de moda. Cuadro que entristece a los religiosos compenetrados con su misión. El lugar preferido por Dios para Su culto es el corazón humano. No hay aquí censura alguna a los que veneran sus templos para adorar al Todo Poderoso. De otra forma, ¿cómo construiríamos el de la Buena Voluntad en Brasília?
Lo que concebimos es una visión anticipada de lo que anunció Cristo. Vendrá el día en que la Humanidad entera será reconocida como el Templo del Dios Vivo — territorio sagrado, donde todos podrán vivir en Paz, como profetizó Isaías en el Antiguo Testamento de la Sagrada Biblia. El Ser Humano finalmente entenderá que el Padre Celestial en Su infinita sabiduría debe buscarse y vivirse en todos los lugares, durante todos los segundos de la existencia. Los sacerdotes siempre serán sacerdotes. Esto les nace del alma: en sus templos y en cualquier parte. Se sienten así los hombres de Fe, en todos los rincones del mundo.
El Hombre puede intentar, en vano, destruir las religiones en la Tierra: sin embargo, jamás logrará extinguir la religiosidad que nace con él, aún cuando sea ateo.
El Día del Ecumenismo
En homenaje al Templo de la Paz, por proposición del Diputado Federal Rodrigo Rollemberg, fue oficializado en Brasília el 21 de octubre como el Día del Ecumenismo. La iniciativa recibió la adhesión de otros lugares del País, como por ejemplo de los Estados de Rio de Janeiro, São Paulo, Mato Grosso, y de la ciudad de Novo Hamburgo / Rio Grande do Sul.
Durante todo el mes con una rica programación cultural, religiosa y ecuménica se celebran los 31 años del TBV. El que está ubicado en SGAS 915, Lotes 75/76, Brasília/DF, Brasil.
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