Leyes Económicas de Dios
Cuando abrimos nuestra mente y comprendemos el papel del ser humano en el mundo, contemplamos, en el horizonte del raciocinio libre de prejuicios y tabús, las Leyes de la Economía de Dios.
Por esta razón, defendemos la Economía de la Solidaridad Espiritual y Humana, propuesta que lancé hace décadas. Se sitúa más allá de la que los hombres discuten tanto y al respecto afirman una cosa hoy y se desdicen mañana, llevando a la desesperación a generaciones. Preconizamos que la Solidaridad se expandió del luminoso campo de la Ética y se tornó una Estrategia de Supervivencia, por encima de leyes y de modelos económicos hasta ahora descubiertos y, muchas veces, empleados de modo poco apreciable por nosotros, los seres humanos. Discurrimos sobre conceptos que preexisten a la creación del mundo, que son las Normas Económicas Divinas, que tratan en igualdad los géneros, porque se destinan a la esencia inmortal de las hijas y de los hijos de los Universos.
Libres de todo sectarismo, mucho podemos aprender con las innumerables enseñanzas de Jesús, que conmueve hasta hoy a los más pétreos corazones con Su preocupación social por cuidar las necesidades, del cuerpo y del Alma, de Sus semejantes. Vimos esto cuando Él, Jesús, alimentó a la multitud que Lo acompañaba, a partir de solo cinco panes y dos peces, asunto que trataremos a continuación.
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