El deporte es mejor que la guerra
El estadio Maracaná, en Rio de Janeiro, Brasil, el domingo 13 de julio recibió a los jefes de Estado, autoridades y decenas de miles de aficionados, para la ceremonia de clausura de la Copa Mundial de Fútbol. En la disputa final, la disciplinada Alemania salió victoriosa sobre la esforzada Argentina, consagrándose tetracampeona. ¡Felicitaciones a todos los países que hicieron brillar el Mundial 2014, en Brasil!
Con satisfacción, por segunda vez fuimos anfitriones de este hermoso festival del deporte, que genera la confraternización de personas de diversas culturas y puntos del planeta.
Según la BBC de Brasil, "la emoción con la que los brasileños cantaban el himno en la apertura de cada partido, transmitido por televisión al mundo entero, conquistó a los extranjeros dentro y fuera del país". Realmente, en cada uno de los partidos que nuestro país ha jugado, fuimos millones de voces cantando "a cappella" los versos de Joaquim Osório Duque Estrada (1870-1927) que nos enorgullecen: "Tierra adorada, / Entre otras mil, / Eres tú Brasil, ¡oh Patria amada! / De los hijos de este suelo eres Madre gentil, / Patria amada, / Brasil".
Nuestro saludo de Paz a los organizadores; a los deportistas; a los que asistieron en persona o a través de los medios de comunicación; a los trabajadores de todos los niveles; a los voluntarios; en fin, a todas las personas que formaron parte de la estructura que posibilitó este mega evento.
El éxito obtenido será mayor en la medida que las autoridades competentes y la sociedad — en una seria evaluación de los éxitos y fracasos identificados antes, durante y después de la Copa — asimilen el aprendizaje que un encuentro deportivo de esta magnitud puede propiciar a una nación. Aprovechar al máximo esta experiencia, o no, dependerá de todos nosotros.
Con motivo de la Copa Mundial de México, en 1986, escribí un artículo al que llamé en ese entonces "El deporte es mejor que la guerra." Mantengo esta conclusión. Hoy, permítanme compartir con ustedes algunos fragmentos:
Cuando Alziro Zarur (1914-1979) puso en marcha en la LBV el Fútbol de la Caridad, no fue comprendido de entrada. Sufrió muchas críticas. Pero, con el tiempo, todo el mundo entendió su justo posicionamiento. El periodista Apparício Torelly, el recordado Barón de Itararé (1895-1971), entusiasmado, después de examinar la idea y sus importantes resultados en pro de las personas atendidas por la Legión de la Buena Voluntad, dijo: "Este programa es una inequívoca demostración de la capacidad del pueblo brasileño".
Las masas aman el deporte, que es una energía extraordinaria, una fuerza del pueblo que debe ser utilizada en favor de ellos mismos, no sólo en los juegos, o sobre la base del "panem et circences" ("pan y circo").
El fútbol tiene una gran habilidad para congraciar a los seres humanos, nacional e internacionalmente (...). Tiene un carisma superior a los antiguos y vergonzosos odios que deben ser expulsados de la Tierra. Un día, los seres humanos tendrán que resolver "sus diferencias" en planos superiores a los de la muerte de sus semejantes, que dejan a millones de viudas y huérfanos. Pueden pasar mil años, pero sucederá. Que no tarde mucho... Es sólo leer las páginas del Apocalipsis de Jesús, el Cristo Ecuménico, el Divino Estadista, para saber.
El deporte es mejor que la guerra.
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