Aborto y Vida Eterna
En mi libro Epístola Constitucional del Tercer Milenio, publicado en 1988, en un mensaje a los jóvenes de Buena Voluntad, afirmé que el origen del Derecho se encuentra en el Mundo Espiritual. Reproduzco, a continuación, los ítems de la misiva, referidos al tema:
25 — ¿Cuáles son los derechos de la “vestimenta”, del cuerpo? Nunca mayores que los deberes del Espíritu, creado a imagen y semejanza de Dios. Y él, sí, el Espíritu, es el que resurgirá en el Juicio Final. En cuanto a los Derechos Humanos y Deberes Espirituales, tenemos el ejemplo del aborto. Aquellos que lo defienden, afirmados en una visión distorsionada de los Derechos Humanos, lo hacen por desconocer los Deberes Espirituales. Entre ellos, hay personas dignas del mayor respeto; sin embargo, se equivocan al pensar que la muerte termina con todo por ignorar la Ley de la Reencarnación, que se trata de una misericordiosa oportunidad concedida por Dios para el desarrollo de nuestras Almas con la corrección de nuestras faltas. Así, muchos todavía ignoran que, para el Espíritu, por más absurdo e increíble que les pueda parecer, muchas veces es necesario regresar con problemas físicos y/o mentales, porque tienen que librarse de desvíos del pasado (y surgir luminosos como Espíritus libres). Errores no sólo referidos al Ser que reencarna, sino también a los padres que, debido a esos errores, en el Mundo Espiritual prometieron dar la oportunidad de regresar a la carne a quien necesita superar las pruebas. Abortar es, pues, dejar la prueba para más tarde, con aumentos dolorosos para todos los infractores de la Ley de la Vida. A los que apelan al libre albedrío concedido por el Creador, fraternalmente advertimos que Dios nos deja moralmente libres, sin embargo no irresponsablemente libres. De Dios no se burla, alertaba Paulo en su Epístola a los Gálatas, 6:7, completando: Aquello que el Hombre siembra, eso mismo habrá de recoger. Quien no conoce los Deberes Espirituales no sabrá respetar los Derechos Humanos, incluidos los derechos de las víctimas, que están más allá de los niveles alcanzados por sus más oportunos defensores, la mayoría de las veces unidos al análisis de los hechos sólo por el criterio material, lo que no es suficiente. La ciudadanía, en su sentido amplio, no se limita al cuerpo físico del ciudadano, pues se prolonga a su Espíritu eterno. La comprensión de eso será una de las mayores victorias de la sociedad en el próximo milenio. La personalidad física del ciudadano debería ser extendida al punto que pudiese, a través de la búsqueda, bajo una forma que el Derecho determinaría, obtener capacidad de defensa de su vida, ya que la Ciencia está demostrando que la existencia humana comienza en el instante en que el espermatozoide entra en el óvulo*. En cuanto a la argumentación de algunos de que es preferible abortar antes que las futuras generaciones vivan en países que, incorregiblemente, descuidan a su población humilde, es una conversación muy mal explicada, porque el crecimiento demográfico en Brasil, por ejemplo, ha disminuido. Es más: nadie ignora que hay una esterilización de incontables mujeres brasileñas, desde edades menores. Si no hubiera un verdadero sentido de preocupación social con nuestra gente, la población de este País podría reducirse a la mitad de lo que actualmente existe, y el problema de la pobreza no estaría resuelto. El caso es otro. En cuanto a que el Derecho permita la búsqueda de un abogado, porque es posible admitir que el feto lucha buscando sobrevivir, no tiene nada de ridículo. Ridícula es, mucho más que esto, trágica es la muerte de quien no puede defenderse a sí mismo. En lo relacionado a las jóvenes que están quedando embarazadas, nos encontramos realmente ante un hecho que suscita una gran inquietud, inclusive la de que los jóvenes están siendo incentivados, por todos los medios, a la inconsecuencia sexual. El tema es delicado, porque involucra vidas que todavía no vieron la luz del día o son muy nuevas, significando que se trata del futuro, no solamente de nuestro País, como de todo el Planeta. En momentos como éste, la comprensión y la generosidad deben formar parte de las conferencias y de los debates, aliados, además, a la eficacia de las medidas propuestas. En cuanto a que el País no tenga medios para amparar a sus criaturas y a su juventud, hace más de cincuenta años el recordado parlamentario José Américo, en una entrevista, decía saber dónde estaba el dinero. Ciertamente, hoy, mucha gente continúa sabiendo dónde es que está; por lo que parece, solamente el Pueblo continúa desconociéndolo.
Sin embargo, los hechos no permanecerán así eternamente. Trabajamos, confiados, por el surgimiento del día en que el Pueblo tendrá sus carencias satisfechas, como nos conforta el Apocalipsis de Jesús, cuando anuncia el Nuevo Cielo y la Nueva Tierra, sin embargo precisamente en el versículo 4 del capítulo 21:
— 4 Y Dios les enjuagará de los ojos toda lágrima, no habrá más muerte, no habrá más luto, no habrá más llanto, ni gritos, ni dolor, porque las primeras cosas pasaron.
El Derecho a la Luz de la Vida Eterna
26 — He aquí, pues, que reconocida la existencia de la Vida después de la muerte, el instinto del Ser Humano se encuentra ante un nuevo desafío: el estudio del Derecho a la Luz de la Vida Eterna, bajo el criterio del Mundo Espiritual — una realidad que ya está forzando las puertas de los laboratorios e incluso de las naciones oficialmente ateas. Los legisladores del mundo, todavía perjudicados por el velo que la carne hace caer sobre la inteligencia, por eso muchas veces “tomando la nube por Juno”, continúan cuidando de lo pasajero por no querer, o no osar, enfrentar lo Eterno. Tendrán que aprender que la Vida es permanente y que existe en el (todavía) Plano Invisible una civilización mayor que la terrena, llena de Leyes que influyen sobre toda la existencia humana, porque los mundos material y espiritual están relacionados. Para aquellos que consideran tal posibilidad como un absurdo, recuerdo que, hace cinco siglos, hablar de la existencia de nuevos continentes resultaba en crueles persecuciones. Y tales continentes siempre existieron...
27 — Un día, se alcanzará el conocimiento de las Normas del Gobierno de Jesús — constante de Su Evangelio y de Su Apocalipsis — y esto repercutirá en la organización de todos los países, originando el constitucionalismo común en el Tercer Milenio. Consecuentemente habrá una reacción contra el absolutismo generado por la moribunda ignorancia espiritual, el gobernante supremo de la civilización de la rapiña y del odio, que ha perjudicado el saber jurídico mundial, que necesita (con urgencia y sin cobardías ni preconceptos) investigar el Mundo de los Espíritus, donde se encuentra el verdadero origen del Derecho. El gobierno son todos los que tienen responsabilidad y pensamiento ético.
El deber del Derecho es abrir los caminos para integrar lo humano a lo Divino, en el campo de las relaciones humanas y principalmente en las del Estado, considerando la situación actual del mundo. Tristemente escribió Jacques Austruy, en El Escándalo del Desarrollo: “Fundamentalmente, en este dominio, el papel del poder consiste en hacer de la ilusión, un bien de consumo y de la esperanza, un lucro”. Y no hay mayor irrealidad que pensar que la muerte determina el fin de la Vida. Éste es un equívoco de consecuencias trágicas para la Humanidad. Quousque tandem? (¿Hasta cuándo?) Sobre esto, ponderó el Dr. Paul Gibier que la llamada realidad (limitada a los sentidos físicos) es la gran quimera de los hombres.
¿Y cuál ha sido el peor fraude consumido por el mundo? Considerar que lo material está por encima de lo espiritual. De ahí todas las distorsiones, porque, como afirmaba el recordado fundador de la LBV: “Lo que comienza errado, sigue errado hasta el fin”. Ahora, el camino adecuado lo estableció Jesús en Su Evangelio según Mateo, 6:33:
— Buscad primeramente el Reino de Dios y Su Justicia, y todas las cosas materiales os serán acrecentadas.
¿Cuándo aprenderán, los seres de la Tierra, verdad tan meridiana? Con la palabra, la Maestra Dolor.
Deseo de Paz y Soberanía sobre sí mismo
28 — Día vendrá, siempre habrá un día (y ustedes, jóvenes de Buena Voluntad, sois su vanguardia), en que el Hombre, integrado en las Leyes Espirituales, no tendrá más anhelo por la victoria, a no ser la de la Paz, o por soberanía alguna, a no ser sobre sí mismo, pues, a esa altura, realizada la institucionalización del Nuevo Mandamiento de Jesús, habrá aprendido que, como escribió Casimiro Cunha, “vencedor es aquel que se vence a sí mismo”.
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*La vida humana comienza cuando el espermatozoide entra en el óvulo — El jurista Dr. Hélio Bicudo, Viceprefecto de San Pablo y Presidente del Centro Santo Días de Derechos Humanos de la Arquidiócesis de San Pablo, de la Fundación Interamericana de Defensa de los Derechos Humanos y de la Comisión Municipal de los Derechos Humanos de San Pablo, en un artículo publicado el 5/12/1997, en Folha de S. Paulo, destaca palabras de la profesora Márcia Pimentel, (PhD) Doctor en Genética Humana: "A partir del momento en que el óvulo es fecundado por el espermatozoide, se inicia una nueva vida, que no es aquella del padre y de la madre, sino la de un nuevo organismo que dicta su propio desarrollo, siendo dependiente del ambiente intrauterino de la misma forma que somos dependientes del oxígeno, para vivir. Biológicamente, cada Ser Humano es un evento genético único e irrepetible".
(Fragmentos del libro Somos todos Profetas, 44ª edición, del escritor Paiva Netto.)
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