Privilegio científico
Negar, a priori, la esencia de lo que íntimamente busca, dificulta al pensamiento científico el privilegio de beneficiarse con el descubrimiento de lo que instintivamente indaga: el Espíritu. Pero todos llegaremos a ese punto. Es solo cuestión de tiempo. El 16 de agosto de 1884, en su periódico Gazeta da Tarde, el abolicionista José do Patrocínio (1853-1905), uno de los fundadores de la Academia Brasileña de Letras, comentó sobre el papel de las contrariedades: “Como en el equilibrio de la naturaleza, las resistencias solo sirven para aplicar y distribuir la fuerza en movimientos regulares; en el mundo social, las oposiciones solo sirven para materializar y sistematizar las ideas y darles la orientación más adaptada para desarrollarse y vencer”.
En tiempos de grandes desafíos, siempre recuerdo estas palabras que dediqué a los Cristianos del Nuevo Mandamiento, Amigos de Jesús: para los que están con Dios, entendido como el Elevado Bien, los obstáculos son estímulos. Las barreras pueden ser un tormento a los que les falta el ánimo. Sin embargo, representan los muelles impulsores de los seres humanos que se obstinan por un Ideal. ¡Adelante, Ciudadanos del Espíritu, de todos los campos del conocimiento!
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