Los Jacobinos, la guillotina y la olvidada Fraternidad
Al responder a la periodista portuguesa Ana Serra, el 19 de septiembre de 2008, sobre cuál fue mi objetivo al escribir Reflexiones del Alma y lanzarlo en tierras lusitanas, afirmé que, al principio, el propósito fue atender a los amigos que me solicitaron la publicación de algunas de mis experiencias en el transcurso de todos estos años, relatadas en reuniones administrativas, discursos y conferencias, en la prensa escrita y electrónica, en Brasil, en Portugal y en otras partes del mundo. Busqué, entonces, modestamente, compartir esto, imprimiendo en escritos, las enseñanzas disponibles en el sendero de todos los que quieren aprender algo de lo que la existencia espiritual y terrenal siempre tiene para ofrecernos.
Se vuelve necesaria la concepción de que deba surgir un decisivo cambio, en primer lugar, en el Alma de todos nosotros. La principal clave del éxito, en el transcurrir del tercer milenio, se resume en cuidar del Espíritu, reformar al ser humano, pues así todo será perfeccionado, teniendo como lucero la tantas veces menospreciada Fraternidad Universal, referida al último lugar en el triple ideológico de la Revolución Francesa —1o Libertad, 2o Igualdad y 3o Fraternidad—, pronto debidamente olvidada, resultando en lo que se sabe: después de cortar la cabeza de los que consideraban adversarios, los jacobinos empezaron a guillotinarse entre ellos. Ni el desenfrenado Robespierre (1758-1794) escapó. El terror atrae terror, cuando no superterror. El famoso poeta francés Victor Hugo (1802-1885), tal vez versando sobre el tema, proclamaba que: lo que se debe derramar, en vez de sangre, para fecundar el campo en el que germina el futuro de los pueblos, son las ideas.
¡Exacto!
Los comentarios no representan la opinión de este site y son de responsabilidad exclusiva de sus autores. No se permite la publicación de materiales inadecuados que violen la moral, las buenas costumbres y/o los derechos de terceros. Más información en Preguntas frecuentes.