Los 144 000 sellados: el número-calidad
“Pude oír que el número de los que fueron sellados era de ciento cuarenta y cuatro mil...” (Apocalipsis de Jesús, 7:4).
Mucha gente se desespera cuando escucha de los 144 000 salvos del Apocalipsis, porque cree que está perdida: “¡Es un número tan pequeño de salvos…!”.
Ciento cuarenta y cuatro mil es el número de los que, de generación en generación, son designados por el Cristo para la gran tarea misionera de llevar Su Buena Nueva al mundo. Son los señalados espirituales de la etnia humana, dado que hay mucho más de 144 000 actuando para Jesús en el planeta. Los más adelantados, los 144 000, Él los distribuye en todas las religiones, porque el mensaje no necesita ser flagrantemente de Él para que sea cristiano. Jesús les habla a todas las conciencias, porque Su lenguaje es el de la Fraternidad real. ¿Quién no la necesita? Es por lo que siempre surgen en la Humanidad verdaderos luminares, impulsándola vigorosamente al progreso. Fue el Cristo Planetario, la Palabra de Dios, quien envió a Moisés, Lutero, San Agustín, Melanchton, Erasmo, Baha, Einstein, Beethoven, Edison, Tesla, Michelangelo, Zamenhof, Stravinski, Sócrates, Platón, Allan Kardec, Mahoma, Confucio, Buda, Zarur, Spinoza, los Curie, Lao-tse, San Francisco de Asís, Teresa d'Ávila, Gandhi, Juan XXIII, Madre Teresa de Calcuta, Antonio de Padua, Anchieta, Jean de Bolais, Chico Xavier y muchos otros, incluso Marx, para sacudir el capitalismo salvaje y llevarlo, por el temor al adversario ideológico, a humanizarse. En la Tierra, no hay dueños de la Verdad. No piensen que nuestro planeta es una casa desgobernada. Hay un Hombre al timón: ¡es Jesús!
Vemos, entonces, en el capítulo 7, a los 144 000 elegidos de las doce tribus de Israel. Ya he explicado que, en términos proféticos, Israel no está restringido a la nación hebrea. ¿Por qué solo se salvarían los Hermanos judíos? Hermanos árabes, católicos, protestantes, espiritistas, umbandistas, comunistas, ateos, budistas, bramanistas, sintoístas, todos pueden ser incluidos entre los salvos, porque Dios nos juzgará por nuestras obras. El Cristo advierte en Su Evangelio, según San Mateo, 16:27: “Cuando el Hijo de Dios regrese, con Sus Santos Ángeles, le dará a cada uno según sus obras”.
Muchas personas se volvieron ateas debido a los errores y abusos religiosos. Por eso, aquí está mi antigua afirmación: el fracaso religioso generó el ateísmo. Pero para consolar a todos los que se esfuerzan y quieren superar sus propios dramas y ayudar a tantos en el mundo, los invito a dirigir su atención al versículo 9, en el capítulo 7 del Apocalipsis, el mismo de los 144 000 sellados.
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