Educación con Espiritualidad Ecuménica
La ausencia de Solidaridad, Fraternidad y Generosidad ha suscitado un gran desacuerdo entre el progreso material y la madurez espiritual y moral. De ahí nuestra fraterna advertencia: es hora de aplacar las pasiones. Solo como argumento, si el Planeta Tierra no progresa, los mayores perdedores serán sus habitantes. Además, siempre es momento de superar resentimientos. Pero, no habrá Paz mientras persistan las crueles discriminaciones y los criminales desniveles sociales, provocados por la ganancia, que debemos combatir mediante la eficiente Educación con Espiritualidad Ecuménica. Si no optamos por caminos semejantes, estaremos sentenciados a la realidad denunciada por Gandhi (1869-1948): “A menos que las grandes potencias desechen su anhelo de explotación y el Espíritu de violencia, de las cuales la guerra es la expresión natural y la bomba atómica su inevitable secuela, no habrá esperanza de paz para el mundo”.
La solución está en Dios
Siempre un buen resultado puede surgir cuando los individuos lealmente se empeñan en él. Y esto ha hecho que la civilización, al menos tal y como lo vemos por ahí, milagrosamente sobreviva a sus peores tiempos de locura. La sabiduría del Talmud ofrece este mensaje práctico: “La Paz es para el mundo lo que la levadura para la masa”.
¡Exacto!
Hay quien prefiere referirse al espíritu religioso, exaltando desvíos patológicos que sucedieron en el transcurrir de los milenios. (De ninguna manera incluyo en estos comentarios a los historiadores y analistas de sentido común). Creo que esa conducta combativa que manchó de sangre la historia debe ser alejada de nuestros corazones mediante la fuerza de acciones justas, porque son mayores las razones que nos deben confraternizar de las que sirven para incitar rencores. El odio es un arma dirigida contra el pecho de quien odia. Muy oportuna, entonces, esta advertencia del pastor Martin Luther King Jr. (1929-1968), que no negó la propia vida a los ideales que defendió: “Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos”.
De hecho, el milagro que Dios espera de los seres espirituales y humanos es que aprendan a amarse, para que no enloquezcan definitivamente, como en la investigación para el uso bélico de la antimateria.
El mejor altar para la veneración del Creador son Sus criaturas. Es urgente que la Humanidad tenga humanidad.
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