Familia, Felicidad, Fe y Buenas Obras

Fuente: Reflexión de Buena Voluntad extraída del libro “Tesoros del Alma”, 2018.

Mi madre, Idalina Cecília de Paiva (1913-1994), y yo solíamos cantar algunas melodías que hoy salen por la Super Red Buena Voluntad de Radio: Granada, Marche des Grenadiers, La Mer, Douce France, Solo nosotros dos en el salón y este vals, entre otras. ¡La vida era alegre, feliz!

Tuve una infancia y una juventud de luchas, pero siempre fuimos afortunadamente agraciados por cosas espirituales. De ahí nuestra satisfacción de vivir juntos. Simplemente nos amábamos.

Es el ejercicio leal del Nuevo Mandamiento de Jesús entre nosotros. La Orden Suprema del Cristo propicia esa vivencia, que tanto anhelamos sea lo natural para todos los seres espirituales y humanos.

Arquivo pessoal

Lícia Margarida (1942-2010), mi afectuosa hermana, y yo elevamos el pensamiento a Jesús, nuestro Señor, suplicándoLe las mayores bendiciones para aquella que dedicó toda su feliz vida de casada con Bruno Simões de Paiva (1911-2000), nuestro siempre recordado padre, a ofrecernos lo que de mejor guardaba en su corazón y en su mente. Nuestros sentimientos de gratitud a tan esforzada madre y a tan generoso padre nos iluminan y nos fortalecen en la Fe en Dios, en el Cristo, en el Espíritu Santo y en la voluntad firme de, jamás desistir, honrar el Ideal que abrazamos, el del Nuevo Mandamiento del Divino Maestro, el Amor Universal:

Amaos como Yo os he amado. Solamente así podréis ser reconocidos como mis discípulos, si tuviereis el mismo Amor los unos por los otros. (...) No hay mayor Amor que donar la propia vida por sus amigos. (...) Así, de la misma forma como el Padre me ama, Yo también os amo. Permanezcan en mi Amor (Evangelio, según San Juan, 13:34 y 35; y 15:13 y 9).

Nuestra madre, Idalina, nos enseñó a ser solidarios, fraternos, y a comprender que siempre hay un lado mejor en la Vida, porque “Dios es Amor” (Primera Epístola de San Juan, 4:8 y 16), por lo tanto, Caridad. Y, con Su Amor Excelso, Él ansía intensamente que seamos amorosos y generosos, sin nunca aceptar la invitación a la cobardía.

En ningún momento Lícia, que ya se encuentra en el Mundo Espiritual, y yo nos olvidamos de que —al levantarnos, al acostarnos, a la hora del almuerzo y la cena— mamá rezaba, con nosotros, las oraciones que pacientemente repetía desde que comenzamos a balbucear las primeras palabras en nuestras actuales reencarnaciones.

La ayuda que enfrenta la madrugada

¡Agradecidos, mamá! Jamás olvidaremos su bendecido Amor por nosotros y por los seres que sufren. A usted le gustaban mucho los libros. Y, mientras no sabíamos leer, todas las noches los leía para nosotros. Papá también lo hacía cuando usted salía para atender a quienes necesitaban de su ayuda como enfermera práctica, en altas horas de la noche. Ese hecho ciertamente premió con mucha luz su bella Alma.

En la puerta de nuestra casa, era común que alguien buscara auxilio. Y usted nunca dejó que saliesen sin amparo, por mínimo que fuese. Su actitud de Caridad hasta hoy alimenta nuestros sentidos.

De ese Espíritu de la Caridad auténtica, enseñada y ejemplificada por el Divino Taumaturgo, Jesús, es que viene nuestra Fe que Realiza, nuestra decisión para Su victoria, que es la de todas Sus criaturas, y nuestro entusiasmo al tratar los asuntos de los Universos; por lo tanto, de cuestiones no restrictivas.

Que todos evalúen sus responsabilidades en la Tierra, sin perder de vista que no existen solo Universos materiales, sino también, ¡espirituales y divinos!

Donde estén —usted, Doña Idalina Cecília; papá, Bruno; y mi adorable Lícia—, reciban mi ósculo respetuoso, en estas palabras que dirijo a ustedes, que hoy viven en la Patria Espiritual. Vean bien lo que digo: ¡VIVEN! Porque siguen existiendo, como todos los seres queridos que tengamos y las otras hijas e hijos de Dios en todos los Universos. ¡Los muertos no mueren! Todos continuamos vivos. La muerte no interrumpe la Vida. Dios, que es Eterno, privilegió a Sus criaturas con la existencia perenne, durante la cual vamos aprendiendo ininterrumpidamente.

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Unidos, por lo tanto, en el Amor del Mandamiento Nuevo de Jesús —“Amaos como Yo os he amado. (...) No hay mayor Amor que donar la propia vida por sus amigos” (Evangelio, según San Juan, 13:34 y 15:13)—, seguiremos adelante y hacia el Cristo, hasta ¡Su Glorioso Regreso!

Tela: Joseph Von Führich (1800-1876)

¡Seguros estamos en la Divina Seguridad de las seguras manos de Jesús!

Quien confía en Jesús no pierde su tiempo, porque Él es el Celestial Amigo que no abandona a un amigo en medio del camino.

¡Cuanto más cerca de Jesús, más lejos de los problemas!

José de Paiva Netto, Director Presidente de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), es escritor, periodista, conductor de radio, compositor y poeta brasileño. Además, es miembro efectivo de la Asociación Brasileña de Prensa (ABI, siglas en portugués) y de la Asociación Brasileña de Prensa Internacional (ABI-Inter, siglas en portugués). Afiliado a la Federación Nacional de los Periodistas (FENAJ, siglas en portugués), a la International Federation of Journalists (IFJ), al Sindicato de Periodistas Profesionales del Estado de Rio de Janeiro, al Sindicato de Escritores de Rio de Janeiro, al Sindicato de los Profesionales de Radio de Rio de Janeiro y a la Unión Brasileña de Compositores (UBC). Integra también la Academia de Letras de Brasil Central. Es un autor de referencia internacional en la defensa de los derechos humanos y en la conceptualización de las causas de la Ciudadanía y de la Espiritualidad Ecuménicas, que, según él, constituyen “la cuna de los más generosos valores que nacen del Alma, la morada de las emociones y del raciocinio iluminado por la intuición, el ambiente que abarca todo lo que trasciende el campo común de la materia y proviene de la sensibilidad humana sublimada, como ejemplo de la Verdad, de la Justicia, de la Misericordia, de la Ética, de la Honestidad, de la Generosidad, del Amor Fraterno”.