Les Misérables ayer y hoy
Reflexión de Buena Voluntad extraída de la revista ¡JESÚS ESTÁ LLEGANDO! edición 125, de junio de 2016.
¡Cuánto necesitamos aprender, aún, en este mundo! Sin hablar de lo que necesitamos comprender sobre el Otro, el Invisible.
Cuando Jesús dijo: “A cada uno de acuerdo con sus obras”, no está determinando el castigo aleatorio de nadie porque Él resolvió que debería ser así... Es que, si no se tiene ese concepto del Maestro en evidencia, algo crece mucho: la impunidad con todas sus consecuencias. Sus resultados tantas veces trágicos representan el reino de la falta de vergüenza, en el que se encarcela a quien roba un pan, como en Les Misérables, de Victor Hugo (1802-1885), y se deja cínicamente libre a aquel que asalta a la patria. Estos que llevan a la miseria y a la desesperación a multitudes, que por haber sido mantenidas incultas y mal informadas, tardan en comprender el daño que les hacen quienes los deberían favorecer. Por esto, no basta con instruir; es urgente espiritualizar. Quien, en realidad, eleva su Espíritu se abstiene de usar su conocimiento como si fuera un ladrón al margen del camino.
El Evangelio de Jesús sobrevive por cuanto expande un fuerte mensaje espiritual, moral (yo no digo moralista), ético, humano, social. Al estudiarlo, en Espíritu y Verdad, a la luz del Nuevo Mandamiento del Cristo Ecuménico, el Divino Estadista, por lo tanto, Planetario, comenzamos a asimilar —con el pasar del tiempo, que “es el gran Ministro de Dios”*1— el concepto de Justicia aliado a la Bondad, jamás en la connivencia con el mal. La cuestión es no transformarnos en cómplices de lo que está equivocado, sino incorporar al Alma esa elevada alianza con el sentimiento de benevolencia que nace del corazón humano, creado por un Dios que, en la definición de Jesús por intermedio de San Juan Evangelista, es Amor. Con el deseo de hacer más claro el razonamiento, les digo que siempre me alineé a Confucio (551-479 a. C.) cuando afirma, de lo alto de su sabiduría milenaria, que “se paga la Bondad con la Bondad, pero el mal con la Justicia”.
Prosiguiendo sobre un asunto tan vital, hace muchos años, en una prédica espontánea que proferí en Rio de Janeiro, Brasil, declaré que la Justicia de Dios es la expresión verdadera del Amor. Vean que yo dije de Dios, no de cualquier ser que en Él se ampara, atreviéndose a sentarse en Su Trono y decidir sobre la vida humana como si fuera Él. La advertencia de Jesús, el Profeta Divino, en Su Evangelio, según San Marcos, 13:21 al 23, en el capítulo que anuncia la Gran Tribulación de la que hemos hablado en esta publicación, es clara:
“21 Entonces, si alguno os dice: ¡He aquí, aquí está el Cristo! O: ¡He aquí, allí está! No le creáis;
“22 pues surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios para engañar, de ser posible, aun a los escogidos.
“23 Pero, vosotros ¡tened cuidado! Estáis avisados; todo os he predicho”.
(...) La madurez nos irá revelando ese Augusto Rostro del Padre Celestial, la calidad pedagógica de Su Amor y de Su Justicia. El Espíritu Auta de Souza (1876-1901) nos muestra un camino para interpretar ese mecanismo universal por lo que Dios transforma a deudores de Su Ley en sus notables agentes:
Contrastes
Auta de Souza (Espíritu), en la psicografía de Chico Xavier.
“Existe tanto dolor desconocido
“hiriendo a las almas por el mundo, afuera,
“tanta amargura de espíritu que llora
“por cansancios de las luchas de la vida;
“y hay también los reflejos de la aurora
“de ventura, que torna el alma florida,
“la alegría fulgente y estremecida,
“aureolada de luz confortadora.
“Pero, hay tanto dolor, en demasía,
“disminuyendo instantes de alegría,
“tal desaliento y tantas desventuras,
“que el corazón durmiente, a pleno gozo,
“debe huir de las horas de reposo,
“minorando las ajenas amarguras”.
(La negrita es nuestra.)
¿Anotaron bien? He aquí el camino de la Política de Dios: haga al ser humano entender el Mecanismo de Salvación de Su Creador, que proclama
“(al) corazón durmiente, a pleno gozo,
“(...) huir de las horas de reposo,
“minorando las ajenas amarguras”.
Y por hablar de ese sublime sentir y actuar, recordemos continuamente el Mandamiento Nuevo del Divino Jefe, contenido en Su Evangelio, según San Juan, 13:34 y 35; 15:13 y 9: “Nuevo Mandamiento os doy: Amaos como Yo os he amado. Solamente así podréis ser reconocidos como mis discípulos, si tuvieres el mismo Amor los unos por los otros. (...) No hay mayor Amor que donar la propia Vida por sus amigos. (...) Así, de la misma forma como el Padre me ama, Yo también os amo. Permaneced en mi Amor”.
Alziro Zarur (1914-1979), inolvidable fundador de la Legión da Buena Voluntad —que definió esa notable Ley del Cristo como “la Esencia de Dios”—, muy acertadamente añadía: “Y Jesús dio Su existencia incluso por aquellos que se consideraban Sus adversarios”.
Nadie está condenado eternamente
Excelente la conclusión del siempre recordado escritor de Poemas de la Era Atómica. (...) A medida que el tiempo va transcurriendo, por las vidas sucesivas, todos van entendiendo y viviendo, por el Dolor o por el Amor, las lecciones libertadoras del Pedagogo Celestial, por la fuerza de Sus palabras y de Sus ejemplos.
Oportuna es la palabra esclarecedora del Hermano Clarencio en un constructivo diálogo con Hilario, en la obra Entre la Tierra y el Cielo, de André Luiz (Espíritu)*2: “Todos nos encontramos en la gran marcha de crecimiento hacia la inmortalidad. En las líneas infinitas del destino, de la inteligencia, de la razón y de la sublimación, permanecemos todos vinculados a la ley del renacimiento como inalienable condición de progreso. Emprendemos experiencias múltiples y las recapitulamos, tantas veces como se hicieran necesarias, en la gran jornada hacia Dios”.
Nadie está condenado al infierno eternamente, sino, el demonio sería mucho más poderoso que Dios, y la Creación Divina sería una satánica comedia, con licencia de Alighieri (1265-1321) (...).
Notas del autor
*1 “El Tiempo es el gran Ministro de Dios”, pensamiento muchas veces citado por Alziro Zarur.
*2 Psicografía de Chico Xavier.
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