Saludar no solo a los hermanos
Hace tiempo que les advierto que el mestizaje en el mundo es inevitable. De la misma forma, destaco que el Ecumenismo de los corazones es el buen futuro de la Humanidad.
Los seres humanos no sobreviven en el aislamiento. La confraternización general es un legítimo anhelo que ignora fronteras y, a pesar de los pesares, sigue uniendo etnias, filosofías, religiones, patrias, en fin, seres humanos y espirituales. En Su paso por la Tierra, Jesús, el Cristo Ecuménico, el Divino Estadista, en todo momento dio testimonio de que ese es el camino. Una de sus frases didácticas ilustra bien esto: “Si saludáis solamente a vuestros Hermanos, ¿qué hacéis de más?” (Evangelio, según San Mateo, 5:47).
Brasil, aunque necesite avanzar mucho, incentiva y trabaja por el respeto a las diferencias. Por lo tanto, merecen importancia las iniciativas dedicadas a tan noble finalidad.
La lucha histórica de Zumbi dos Palmares (1655-1695) continúa, alcanzando una creciente victoria en las conciencias. El mundo será más feliz en la medida que sus habitantes, sin excepción, reciban el debido apoyo y disfruten de la libertad con responsabilidad.
Identificando el prejuicio
Un importante paso para que exista fraternidad mutua es el reconocimiento del prejuicio, a veces velado, que la mayoría no percibe que practica.
Durante su participación en el programa Conexão Jesus (Conexión Jesús), de la Boa Vontade TV , el profesor doctor Kabengele Munanga, antropólogo del Centro de Estudios Africanos de la Universidad de São Paulo (USP), comentó: “Como el propio término dice, el prejuicio es un juicio preconcebido sobre los otros, los diferentes, sobre quienes no tenemos, en realidad, un buen conocimiento. El prejuicio es un dato prácticamente universal, porque todas las culturas lo producen. No hay una sociedad que no se defina en relación con las otras. Y en esa definición nos ponemos en una situación, pensando que somos el centro del mundo: nuestra cultura es la mejor, nuestra visión del mundo es la ideal, nuestra religión es la mejor. Así, juzgamos a los otros de una manera negativa, preconcebida, sin un conocimiento objetivo. La materia prima del prejuicio es la diferencia”.
Además, en Reflexiones del Alma (2003), reafirmé que el racismo es una obscenidad (así como prejuicios sociales, religiosos, científicos o de cualquier otra especie). Va solapando no solamente los esfuerzos de la etnia negra, sino también de los blancos pobres, de los indios, de los inmigrantes... Es necesario erradicarlo, pues en su extensión surgen los más tenebrosos tipos de persecución, que están dificultando el establecimiento de la Paz en el planeta.
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