La muerte es una utopía
En la historia del Antiguo Egipto, con sus construcciones piramidales, que sorprenden a los estudiosos de hoy, observamos muchos indicios de la creencia en la Vida Eterna.
En Brasília, Brasil, el Templo de la Buena Voluntad, TBV, la Pirámide de las Almas Benditas, de los Espíritus Luminosos, es un avance en esa dirección. Una de sus mayores características está en su universalidad. Hace miles de años, las pirámides, digamos así, con su simbolismo de existencia perenne, eran un privilegio destinado a pocos. Hoy, el mensaje del TBV, con el Ecumenismo Total, abriga a la Humanidad. El culto a la muerte, característica del pasado distante, dio lugar a la dinámica de la vida en plenitud.
En el Templo de la Paz, la vitalidad humana y espiritual es alimentada por el poder misericordioso del “Gran Arquitecto del Universo”, como dicen los hermanos masones. En una de sus paredes, coloqué esta máxima, inspirada en Jesús (Evangelio, según San Juan, 4:23 y 24): “En este Templo hasta las piedras clamarán que Dios es Espíritu y como tal debe ser adorado: en Espíritu y Verdad”.
El Ecumenismo de los Corazones, en el TBV, iluminado por el entendimiento de la vida inmortal, no es una utopía, sino una práctica diaria. Los seres humanos son realmente respetados. Él jamás excluye, sino que agrega la sabiduría, originada en las más diversas líneas de pensamiento.
Quien compartía esa iniciativa de unión era nuestro inolvidable amigo Dr. Nestor João Masotti, expresidente de la Federación Espiritista Brasileña (FEB). Él retornó al Mundo Espiritual el 3 de septiembre de 2014. Además, como igualmente creía, regresó a la casa, el plano de existencia de donde todos venimos. En esa ocasión en la que era Secretario General del Consejo Espiritista Internacional, destacó: “Uno de los puntos que necesitamos buscar es el entendimiento entre todas las religiones. Naturalmente, no podemos pretender que todos piensen de forma absolutamente igual, pero podemos perfectamente buscar una forma para que podamos convivir fraternalmente. Y, en ese caso, el trabajo de la LBV empieza a ser muy significativo, porque está ayudando a los hombres a encontrarse para convivir fraternalmente, aun con puntos de vista doctrinarios, espiritualistas y religiosos diferentes”.
La muerte no existe
Como también pensaba el Dr. Masotti, esmerémonos en el desarrollo de esta conciencia: “¡La muerte no existe!”. Es el gran clamor del Templo de la Buena Voluntad, conforme escribí, al final de la década de 1980, en la página “En cuanto al Alcance del TBV”. Se trata de un esclarecimiento indispensable para la prevención del suicidio, que, según estimativas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), lleva al óbito a una persona cada 40 segundos, en el planeta. Es un problema global de salud pública que debe enfrentarse por la sociedad. Alziro Zarur (1914-1979), que habría cumplido 100 años de edad el 25 de diciembre de 2014, advertía que “el suicidio no resuelve las angustias de nadie”. Eliminemos cualquier tabú y trabajemos correctamente para impedirlo. Desde la niñez, que no falte al ser humano la debida instrucción espiritual, moral, material y la ayuda urgente a aquellos que han manifestado tendencias suicidas. ¡El Amor Fraterno es capaz de impedir numerosas tragedias!
Así como la Vida, ¡la Esperanza no muere nunca! Luchar por ellas y perseverar en el Bien son selecciones acertadas.
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