La solidaridad no es una utopía
La profesora de Historia Iramara Fluminhan, al llegar hace pocos días al aula, fue sorprendida por los alumnos con un inolvidable gesto de amor y solidaridad.
El grupo de estudiantes que cursa el 9º año en el Complejo Educativo Buena Voluntad, en São Paulo, Brasil, tuvo el noble propósito de manifestar su cariño a la querida educadora, al saber que ella enfrenta un gran desafío en su vida.
Los jóvenes se pusieron pañuelos en la cabeza, como Iramara, que provisoriamente adoptó el accesorio debido a su tratamiento de quimioterapia.
Isabele Vasquez, 15 años, autora de la feliz iniciativa, que inmediatamente tuvo la adhesión de los demás colegas, explicó: "Ella es una profesora que nos aconseja, además de ser muy capacitada y exigente. A todos nos gusta mucho, pues sabemos que eso es para nuestro bien". Renata Santana, 13 años, también comentó: "Esto es cariño para una persona que nosotros amamos mucho".
Hace 15 años que Iramara Fluminhan da clases en el Complejo Educativo Buena Voluntad, donde se aplican la Pedagogía del Afecto y la Pedagogía del Ciudadano Ecuménico.
El testimonio de perseverancia y entusiasmo de esta dedicada educadora es igualmente un ejemplo destacable: "Yo explico que los desafíos son regalos, sean estos los que sean. Creo que, en todos los momentos de la vida, aparecen los desafíos, y aquí dentro aprendí a tener la fe que me fortalece. (...) Estaría lejos de mi práctica si estuviera abatida, completamente lejos de aquello en lo que creo y tengo certeza. Entonces, mis planes no cambian. Vivo cada día y continúo mi trabajo. Hago aquello en lo que creo, y todo lo que se realiza con placer hace que usted se levante todos los días y diga: ‘voy a cumplir un día más en mi vida’".
En cuanto a la dificultad que vive con su salud, diagnosticada a mediados de 2014, Iramara no se deprime: "Observo tantas personas que enfrentan problemas mucho más graves que el mío, por lo que no tengo el derecho de sentirme más victima que cualquier otro ser humano que esté sufriendo hambre o abandono, por ejemplo. Yo me siento agradecida por la calidad de las cosas que tengo, desde los médicos hasta mis colegas de trabajo y mis alumnos", afirma.
La meritoria acción estudiantil, realmente digna de recibir nota 10 [excelente], tiene una razón, según la docente: "Amor, que es lo que nosotros enseñamos aquí [en el Complejo Educativo]. Soy una persona extremadamente exigente, siempre les exijo, porque saben que el futuro solo depende de ellos mismos, de modo que veo esa acción de los alumnos como una actitud de amor, de respeto, de solidaridad. Todo lo que nosotros enseñamos aquí se consigue visualizar en las actitudes de todos nuestros estudiantes. No son diferentes de ningún otro adolescente, (...) pero ellos tienen amor los unos por los otros, amor por la escuela en la que estudian y amor por sus profesores".
Por tanto, he aquí una muestra de que la formación de seres humanos solidarios, generosos y justos no es una utopía. Además, esa lección de los muchachos, que se puede ver en el site de la Legión de la Buena Voluntad (LBV), ha sido apreciada por los internautas, que la están difundiendo por medio de las redes sociales. Las buenas causas merecen ser compartidas.
¡Profesora Iramara, que Dios bendiga su salud!
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