Ecuación Divina
Amor — Verdad — Trabajo — Justicia: de esta Divina Ecuación nace el espíritu de Caridad, que va mucho más allá del simple acto de dar una limosna al pobre, porque la Caridad completa trasciende a la ayuda material, alcanzando la región de lo imponderable, donde actúan fuerzas superiores que trazan el destino de personas, pueblos y naciones, conforme su merecimiento. Enseñó el inolvidable Fundador de la LBV, Alziro Zarur (1914-1979): "La Ley Divina, juzgando el pasado, determina el futuro".
A lo largo de los milenios, el espíritu de Caridad quedó prácticamente limitado a la ayuda material de los desamparados. Sin embargo, ¿quién necesita comprenderlo y vivirlo más, que aquellos que conducen países, para gobernar con acierto? El gobernante que no entienda el sentido completo de la Caridad, que es Dios, porque Caridad significa Amor, es el más desafortunado y necesitado de los Seres a distribuir la miseria por el mundo. En el tiempo correcto recibirá la debida retribución kármica, pues cada uno inevitablemente recoge lo que siembra.
La mayor Caridad — La mayor Caridad es darle a conocer a los pueblos la Verdad Divina, que se expresa por intermedio de la Ley Universal del Amor, el Nuevo Mandamiento de Jesús. A final, el propio Cristo definió a Dios como Amor. El ser humano, para entender su destino, que no está circunscrito a la Tierra y al Cielo de la Tierra, debe liberarse de las esposas de espacio/tiempo. No se puede negar, per se, la existencia de Dios por el hecho de no comprenderLo aún. Como Infinita Grandeza, debe ser evaluado en Su real dimensión por las grandezas infinitas en las esferas de espacio y tiempo que apenas vislumbramos. No obstante, es verdaderamente una buena sugerencia que procuremos, antes que nada, sentirLo en el Alma. El corazón, muchas veces, revela misterios que a la razón le cuesta llegar con facilidad. Nada se oculta, permanentemente, a una oración contrita. Este es un hecho científico. El entendimiento de eso es Caridad de Dios para Sus criaturas. Ahí reside la dialéctica de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo. En verdad, se trata de una profunda reforma de los limitados conceptos humanos, que aún confunden a Dios con las creencias.
Generalmente, los espiritualistas se concentran en el Espíritu; los materialistas, en la materia. Respetamos a los dos: Alma y cuerpo. En la Tierra ambos son indispensables para la evolución del ser humano. In medio virtus: en el medio está la virtud.
Ley de las Obras — He aquí, en resumen, la filosofía de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo: la Verdad y el Amor Universal en marcha por todos los cuadrantes de la Tierra, construyendo un mundo mejor, por la fuerza del Trabajo Regenerador, con el ejercicio de la Fe que Realiza, que se opone a la fe ociosa. La Fe que Realiza es el alimento diario del alma. La fe egoísta es su indigestión. Enseñó Jesús, el Cristo Ecuménico, es decir, Universal, el Divino Estadista: "a cada uno de acuerdo con sus obras". Es la Ley del Apocalipsis, Ley de las Obras de la que tan sabiamente habló Zarur.
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