Qué es “dar la otra mejilla”
Con el prisma del Amor divinizado, que no se confunde con la cobardía ante la injusticia y la perversidad, les hablé sobre aquel pasaje del Evangelio de Jesús, según San Lucas, 6:29: "Al que te golpee en una mejilla, ofrécele también la otra" (...). Quiere decir que jamás debemos entrar en la sintonía del odio. "Dar la otra mejilla" es hacer que los que nos intentan ofender se den cuenta de que cometen un ultraje a sí mismos, pues el odio es un arma que se vuelve contra el pecho de quien odia. "Dar la otra mejilla" es un acto de coraje, un ejercicio de paciencia; no es acción de omisos y cómodos.
Los Simples son los que luchan por ser puros de corazón, y así deben ser, porque verán a Dios cara a cara, conforme revela Jesús en las Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña, una de las más notables páginas de la literatura espiritual planetaria (Las Profecías sin Misterio, 1998). Y prosigo:
La Sagrada Biblia —por ser, en su parte profética, la manifestación de Dios, que es Amor— está sublimemente resumida en el Mandamiento Nuevo de Jesús, el Cristo Ecuménico, por tanto, universal, el Estadista Divino: "Amaos como Yo os he amado. Solamente así podréis ser reconocidos como mis discípulos (…). No hay mayor Amor que donar la propia Vida por sus amigos. (...) Por cuanto, de la misma forma como el Padre me ama, Yo también os amo. Permaneced en mi Amor" (Evangelio, según San Juan, 13:34 y 35; 15: 13 y 9).
Quien supiera entenderlo de verdad conocerá la Escritura, pues toda ella se hizo para que lleguemos a la plenitud de amarnos unos a los otros como el Amigo Celestial nos ama. ¡¿Utópico?! Un día será la más poderosa realidad, tal como la cada vez más necesaria hermandad de los corazones. En Fulda, Alemania, tierra de Martín Lutero (1483-1546), el 18 de noviembre de 1980, Su Santidad, el papa Juan Pablo II (1920-2005) afirmó: "El Ecumenismo es un deber urgente".
El planeta Tierra vive una dramática etapa de profunda transición. Los que piensan que el Apocalipsis es una tontería, un delirio del Profeta Evangelista, porque él estaba viejo, se engañan. Que San Juan fuera nonagenario, que haya recibido latigazos, vivido como fugitivo, que haya sido insultado, calumniado, encarcelado, valoriza enormemente su testimonio ante el Cristo y la Humanidad. En los días actuales, las prisiones dejan mucho que desear, a pesar de todo el progreso material existente y del esfuerzo de tantas organizaciones que luchan por los derechos humanos. Imaginen en aquel tiempo, cuando la vida valía menos que ahora. Aunque es muy difícil creer que pudiera haber significado menos en alguna época semejante a ésta en que, estúpidamente, hombres y naciones se arman cada vez más. No obstante, hoy hay instituciones notables que se esmeran por la calidad de la vida humana.
Abro paréntesis para destacar que nos preocupamos mucho por la calidad de la existencia espiritual también, y no solamente de aquellos que se encuentran en las cárceles. Sino de los que, viviendo fuera de ellas, son víctimas de los mayores agravios.
Justamente, por el hecho que el Discípulo Amado haya sufrido tanto y, pasado los 90 años, que ya no estuviera atado a los apetitos de la materia, posibilitó a los Mayores de la Espiritualidad transmitirle el mensaje más importante para la supervivencia personal y colectiva.
Según declaró uno de los que me honran con su audiencia, siguiendo este modesto trabajo de analizar los textos bíblicos para los Simples, no estamos consultando precipitadamente el Libro de las Profecías Finales sobre qué serían las bestias, las trompetas, las plagas y tantas otras cosas. Todo tiene un ciclo, debe seguirse una escala creciente. A no ser que el Alma ya traiga en sí un saber profundo absorbido en otras vidas. Y aun aquellos que tienen un conocimiento mayor sobre el tema desean empezar por el principio, como, por ejemplo, en el caso de la Biblia, conforme estamos haciendo, para no perder, aunque sea poco, tanta riqueza espiritual.
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