La Inteligencia espiritual
Meditando sobre la responsabilidad de padres y educadores con la sólida formación humana, ética y principalmente espiritual de los infantes, recordé lo que, el 10 de octubre de 1981, le dije al periodista italiano Paulo Rappoccio Parisi (1921-2016), desde hace décadas radicado en Brasil. Defendí la básica necesidad de unir al raciocinio intelectual la sabiduría que se origina en el corazón de las criaturas. Sí, porque también existe la inteligencia del sentimiento, de la emoción y más aún, la espiritual, que proviene del Mundo aún invisible a nuestros ojos materiales, por cuestiones de frecuencia, entre otras. Nadie muere. Continuamos vivos Eternamente.
La Educación con Espiritualidad Ecuménica
En el “Manifiesto de la Buena Voluntad” (1991), escribí lo que, intuitivamente, con sabiduría, afirma el propio pueblo, seguido por eminentes pensadores: “Mientras que hay vida, hay esperanza”. El camino más acertado permanece en el área de la Educación con Espiritualidad Ecuménica, un paso al frente en el Tercer Milenio, que se aproxima.
No obstante, la insensibilidad de muchos fue motivo de estas enérgicas palabras del notable Martin Luther King Jr. (1929-1968): “A lo largo del camino de la Historia, una de las mayores tragedias del hombre ha sido su limitado interés por el prójimo, sea este tribu, raza, clase o nación”.
Por esto hay que orientar los esfuerzos mundiales, destinándolos a las tareas de rescate de la parte menos favorecida del planeta, poniendo, así, los valores de la sociedad en el debido orden y haciendo que la marcha del desarrollo económico se dirija en pro de la criatura humana, por cuanto el ser viviente es la generatriz del progreso, a pesar de las máquinas. De lo contrario, los gobiernos podrán no estar gobernando para sus pueblos.
El viejo Gandhi (1869-1948) afirmaba que “una civilización se juzga por el tratamiento que le da a las minorías”. Y ahí, en la indiferencia de muchos con los otros reside su flaqueza, si nada hicieran para cambiar el rumbo de los hechos, para lo que es también necesario que paren de culpar a Dios y a Sus mandamientos por los tropiezos que dan. Actualísima, por tanto, esta advertencia del antiguo aforismo del escritor latino Publilius Syrus (85 a.C.-43 a.C.): “Tonto es aquel que hunde sus navíos dos veces y continua acusando al mar de ser el culpable”.
Atención Merecida a los Niños
Para que esto no vaya a suceder con nuestros pequeñitos que se preparan para la vida, con honor inauguré, en São Paulo, Brasil, el 25 de enero de 1986, fecha del aniversario de la colosal ciudad suramericana, la Guardería Jesús (Jardín Infantil), que se integra a un gran Instituto, hoy responsable por la educación diaria de 1.400 niños, jóvenes y adultos.
Reflexionemos acerca de esta enseñanza del Profeta Mahoma (570-632) — “¡Que la paz y la bendición de Dios estén sobre él!”— que en el Corán Sagrado expresó: “Los niños son los ornamentos de la vida en este mundo”.
De ellos, Jesús, en el Evangelio según San Mateo, 19:14, declara: “Dejad que los niños vengan a mí, no lo impidáis, porque de ellos es el Reino de los Cielos”. Y Salomón, en Proverbios, 22:6, aconseja: “Educa al niño en el camino en que debe andar y hasta cuando envejezca, no se desviará de él”.
Al anunciar, también durante la inauguración de la Guardería Jesús, (Jardín Infantil), la creación del Instituto de Educación de la LBV, que surgiría el 25 de enero de 1993, igualmente en la ciudad de São Paulo, así resumí su filosofía de trabajo: Aquí se estudia. Se forman Cerebro y Corazón.
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