Manifiesto de la Buena Voluntad (V)
La riqueza de un país está en el corazón de su Pueblo
La economía mundial no puede permanecer más a merced de experiencias, aunque estas sean bien intencionadas, porque desgastan cada vez más la confianza en las instituciones por parte del Pueblo. El Hombre es la generatriz del progreso. La riqueza de un país está en el corazón de su gente. Sin embargo, naciones enteras todavía sufren la miseria... Conviene recordar que las barrigas vacías y los espíritus frustrados en general no están dispuestos a oír. Declaró el escritor y político brasileño José Américo, en un momento de amargura, que el "escándalo es morir de hambre en Canaán". Y San Ambrosio, mentor de San Agustín, aseveraba: "Si posees grandes riquezas y tu hermano pasa hambre, eres un ladrón. Y si el necesitado muere eres un asesino." En una época en que por el avance de la tecnología las expectativas de la producción son anticuadas, ¡el hambre es realmente un escándalo! De manera anacrónica, nunca el mundo conoció por un lado tanta abundancia y por el otro tanta miseria. Le está faltando solidaridad a la Economía.
El resorte de la Economía es el propio Hombre
Si el lucro es la razón de la economía capitalista, dentro del fatal principio de que la empresa debe sobrevivir y crecer, el pago de salarios justos es su ética, pero también su astucia. Se hace necesario combinar el máximo desempeño empresarial con la seguridad y el bienestar en el comportamiento de la sociedad. Es preciso decir las cosas claramente, con coraje. Les damos un ejemplo: los trabajadores brasileños están entre los más mal pagos del mundo. Argumentan algunos que su productividad es baja. Pues, ¿cómo podría ser alta, si la gran mayoría de los trabajadores no se alimenta bien, viven en los morros y además de su tiempo normal de trabajo, se le suman cuatro o cinco horas de mucho cansancio dentro de los ómnibus, trenes o metros repletos? ¿Cómo puede ser alta la productividad, si el obrero no está preparado adecuadamente, teniendo que superar la debilidad de su propio cuerpo, corroído por la desnutrición y atacado por las enfermedades? ¿Cómo va a producir más si su vida está muy lejos de ser un ejercicio de libertad y alegría y se ha covertido en un penoso martirio desde el momento en que se levanta hasta que se acuesta? Y aún corren versiones de que el Pueblo brasileño es malandrín. Pero, ¿qué tipo de malandrín es éste que pasa hambre? Los malandrines son los que lo explotan.
Ningún país tendrá su prosperidad asegurada, si no dispone de un sólido mercado interno. Por más que se universalice la economía, es por la capacidad de compra de los consumidores de un país que debe orientarse la estrategia de los productores. Si no hay salarios que permitan el consumo, las industrias se verán obligadas a competir dentro del mercado internacional. Y así se establecerá la injusta competencia entre los países de mano de obra más barata. Entonces, además de la permanencia del atraso relativo de las naciones en desarrollo, se acentúa la diferencia entre los pobres y los ricos en las relaciones económicas internas. Y por esto derivan fenómenos como la inflación incontrolable, las recesiones périódicas, la desesperación social y, frecuentemente, la inestabilidad política y la guerra civil.
Combatamos las causas y cesarán los efectos
El Hombre es un efecto inteligente de la Causa inteligente que es DIOS, que es Amor.
Ataquemos, pues, las causas del problema económico, que son, sobre todo, causas morales y espirituales, pues hay personas que sólo quieren todo para sí mismas. Pero, al mismo tiempo, combatamos con urgencia la miseria que asola a las multitudes con todos los medios que tengamos a nuestro alcance en este momento. Quien tiene hambre quiere comer; quien tiene sed precisa saciarla; quien está desnudo precisa vestirse; quien está enfermo desea curarse; el desesperado espera el amparo. ¡Pero no mañana, ahora mismo! Y antes de que, en delirio, las masas hambrientas vengan a arrancar lo que no tienen de las manos de los que tienen alguna cosa.
El alboroto que viene de arriba
El alboroto no se manifiesta sólo en las insurrecciones populares incontrolables. Engañar y explotar al Pueblo, Ilevándolo a la desesperación, también constituye alboroto... el alboroto que viene de arriba.
La iniciativa particular no puede olvidarse del Pueblo
La libre iniciativa económica — la sociedad fundada en las relaciones de mercado — sólo podrá sobrevivir si los hombres de negocios entienden la Verdad elemental de que una empresa próspera y sólida no es la que retira lucros de las cuotas salariales negadas, sino de Ia eficiencia administrativa, del espíritu creativo, de la alta creatividad, que en suma, son el resultado de la ética de sus relaciones internas y también con la comunidad. La verdadera propiedad, en el sentido más amplio y profundo, es de toda la comunidad. La iniciativa particular sólo es BENÉFICA cuando BENEFICIA al Pueblo y al País, y no a un grupo de aprovechadores.
No podemos conformarnos con las clamorosas injusticias sociales. Son muchos los que las reconocen, y no pocos los que se manifiestan contra ellas. Pero ¿cuántos en el ejercicio del poder político o en los negocios, reaccionan realmente contra la iniquidad? Por esto alertamos que sólo la Economía Solidaria es el camino que nos liberará de las crisis que destruyen los esfuerzos de todos. Y, como dice el Pueblo, "un día la casa se cae". Y se va a caer, si no se toman las debidas medidas.
Los niños rateros son efecto de los "ladrones con alcurnia"
Sin prejuicios y/o fanatismos, urge promover la renovación de las instituciones sociales envejecidas, por la acción vitalizante del Evangelio Apocalipsis de El CRISTO, compendios eternos de Cultura Constitucional Divina, en que JESÚS, el mayor Educador de todos los tiempos, lamentablemente todavía poco conocido o mal interpretado por muchos, estableció Sus normas espirituales de gobierno. Y la mayor de ellas, un verdadero principio de salvación nacional e internacional, es Su Nuevo Mandamiento que dice: "Amaos como Yo os he amado. Solamente así podréis ser reconocidos como mis discípulos" (Evangelio de JESÚS, según Juan 13:34 y 35), Ley de Solidaridad Universal que exige decisión para que sea mostrada con su efectivo valor civilizador. Bien, predicar el Amor, en momentos en que todos se aman es banal; predicarlo como solución política en la hora del odio justifica la existencia humana en la Tierra. Mientras tanto, el Amor debe estar codo a codo con la justicia. Decía Zarur: "No hay progreso en el alboroto". Y para que las medidas de ese proceso transformador sean siempre impulsadas por la Vida, manifestamos también nuestro repudio a la institucionalización de la eutanasia, de la pena de muerte y del aborto, crímenes contra la vida, muchas veces defendidos hasta por verdaderos idealistas, mas que ignoran las Leyes Espirituales.
La vergonzosa situación del menor necesitado en Brasil no se debe sólo a la falta de recursos del país.
Si hoy, en nuestras calles, andan en la delincuencia los famosos "trombadinhas" (rateritos) es porque arriba de eIlos, desfilan todavía impunes los "trombadões’’ ("ladrones con alcurnia"), aunque, a veces, disfrazados de benefactores del Pueblo. Con gente impune, la Sociedad no queda inmune.
Reeducación y progreso
Es en la Enseñanza (Educación e Instrucción) donde está la gran meta que debemos alcanzar, ¡ya! Y vamos más lejos: solamente la reeducación, hasta de la propia educación, puede garantizarnos días de prosperidad y PAZ social.
Sin Educación e Instrucción no hay progreso. Sin embargo, educar e instruir no es solamente enseñar a leer y a sumergirse en los libros. Es, sobre todo, iluminar la inteligencia para las funciones armónicas del Hombre en la Sociedad. Esto se conseguirá cuando la Criatura Humana sepa ver, más allá del intelecto, con los ojos del Espíritu. Es necesario armonizar al Hombre con Ia Vida, derribar del pedestal a la diosa Ilamada muerte, nombre bajo el cual se esconde la demagogía provocadora del hambre, de la miseria del infortunio... Instruir sin educar el Espíritu, es diplomar a los bandidos.
Las reflexiones nos conducen a la necesidad urgente de la democratización del Saber y de la universalización de la Enseñanza. La Enseñanza es la más exigida y la más rentable de las inversiones sociales.
Creemos que, con un esfuerzo concentrado en la Educación y en la Instrucción, será posible crear una gran patria y un mundo mejor. Para esto, tenemos que comenzar ahora, sin perder un solo minuto, sumando los esfuerzos del Estado y de la Sociedad.
La escuela es imprescindible, pero no sustituye al Hogar. El Estado y la Sociedad deben crear unidos, soluciones para que las familias críen y eduquen con dignidad a sus hijos.
Nuestros empresarios deben entender que de nada les valdrá la modernización de las máquinas, si no hay hombres capaces de administrarles el desempeño. Y es imposible pensar en una civilización de robots que producen, pero que no consumen. ¿De qué vale la "gloria” de que el Nordeste brasileño sea considerado como la región de mayor crecimiento en el mundo, si su Pueblo sufre el genocidio del hambre crónica?
(continúa)
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