La Profecía es la historia en la Voz de Dios
Mis Amigas y mis Hermanos, mis Hermanas y mis Amigos, especialmente en esta época de graves conflagraciones en el mundo, me gustaría compartir con todos ustedes una página de mi libro Somos todos Profetas (1991), incluida en la serie “El Apocalipsis de Jesús para los Simples de Corazón”, en la que escribo:
Muchas personas intentaron, por siglos, ridiculizar a la Sagrada Biblia y han fracasado. Debido a que ella trae en sí misma una sustancia que la inmortaliza: el Espíritu Divino, singularizado en su parte profética.
El Apocalipsis, que es de Jesús, es la coronación de la Sagrada Biblia. Debido a su importancia, muchos intentaron mantenerlo apartado de las masas, ya que un pueblo espiritualmente ignorante puede ser dominado más fácilmente.
El Apocalipsis revela secretos extraordinarios, velados por un notable y desafiante simbolismo. Pondrá ante nosotros el conocimiento de todas las cosas ocultas, si se analiza debidamente bajo el prisma del Amor Fraterno, nunca con odio. “Dios es Amor”, lo aprendimos con San Juan Evangelista en su Primera Epístola, 4:8 y 16. Se trata de un libro cuyo mensaje es, por lo tanto, de Amor y Justicia Divinos, pues anuncia El Regreso Glorioso del Cristo, como se lee en el versículo 7 del capítulo primero: “He aquí que viene Jesús con las nubes, y todos Lo verán, incluso los que Lo traspasaron; y todas las naciones de la Tierra harán lamentación por Él. Sí, amén”.
Muchos todavía creen que el Apocalipsis es un misterio indescifrable, cuando de hecho, en griego, Apocalipsis quiere decir Revelación, y se inicia justamente explicando a lo que vino: “Esta Revelación Dios se la dio a Jesucristo para que mostrara a Sus siervos lo que pronto tiene que suceder. Jesucristo envió a Su Ángel y se la dio a conocer a Su siervo Juan, y este da fe de todo lo que ha visto, y de la Palabra de Dios y del Testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis, 1:1 y 2).
Repetimos que Apocalipsis en griego significa Revelación, ¿dónde, pues, está el misterio? ¿Por qué el miedo? Al contrario: por ser una Revelación de Dios para nosotros, ¡es Luz! Esto sí: para librarnos de la oscuridad, de las tinieblas, de todos los temores. No fue sin motivo que Jesús, su Coautor, afirmó: “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida Eterna” (Evangelio, según San Juan, 8:12).
¡Sí! Él es la Luz que no crea sombras. Albert Einstein (1879-1955), por otra parte, definió: “Los dominios del misterio prometen las más bellas experiencias”.
Los comentarios no representan la opinión de este site y son de responsabilidad exclusiva de sus autores. No se permite la publicación de materiales inadecuados que violen la moral, las buenas costumbres y/o los derechos de terceros. Más información en Preguntas frecuentes.