Venciendo las dificultades
No solo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que proviene de Dios.
Jesús (San Mateo, 4:4)
El Cristo, en Su Oración Ecuménica, el Padre Nuestro, nos habla acerca del pan de cada día, es decir, sobre todo, el pan transustancial, la comida que no perece, el alimento para el Espíritu. En cuanto al sustento para el cuerpo, una vez abastecida el Alma, debemos buscarlo con nuestro esfuerzo propio, sin embargo, jamás olvidándonos de auxiliar el prójimo, de encaminar, por rumbos más luminosos, a quienes necesitan. Vivir la Caridad de Dios representa una de las razones de la existencia de las comunidades en la Tierra. Conforme escribí en el libro Jesús, el Profeta Divino (2011), por peor que sea la coyuntura del mundo, no podemos perder la Esperanza. Con ella en el corazón, hemos de prepararnos para vencer toda y cualquier dificultad.
Alimentar la fuerza de la Esperanza y de la Fe que Realiza
Frente a las más variadas situaciones, en las que el dolor, la angustia y la desesperación llegan, muchas veces sin avisar, es imprescindible el gesto solidario de los seres humanos al prestar auxilio espiritual y material al prójimo. Y, junto con ese apoyo inmediato, es necesario alimentar la fuerza de la Esperanza y de la Fe que Realiza, que llevan al ser humano a mantenerse bajo la protección del Padre Celestial y lo estimulan a arremangarse y concretar sus más justas súplicas.
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